domingo, 10 de noviembre de 2013

CRITICA: Philip H. Anselmo & The Illegals, 2013

Artista: Philip H. Anselmo & the Illegals
Álbum: Walk Through Exits Only
Estilo: Groove/Hardcore
Nota: 7,5/10 




Leyendo declaraciones recientes de Phil Anselmo (para mí será siempre Phil y no Philip), da la impresión de que a día de hoy es la persona en la faz de la tierra que más echa de menos a Pantera y en especial al genio Dimebag Darrell. La locura de un joven marine nos dejó sin uno de los creadores de riffs más increíbles que ha dado la historia del metal, y directamente sin la banda que supuso una verdadera revolución metálica a principio de los noventa. Unos tejanos, que después de su metamorfosis del Glam al Groove/Hardcore/Thrash, literalmente arrasaron. Haciendo que los reyes del cotarro por aquel entonces Metallica, Megadeth y Slayer comenzaran a mirar a sus espaldas pues su trono estaba amenazado por un felino negro enfermo de rabia. Y gran parte de la culpa la tuvo este “borrachuzo heroinómano” con pintas de neonazi y cuerpo de boxeador de barrio, que berreaba cada frase como si le fuera la vida en ello, con una rabia y visceralidad que pocas veces se han visto.

Pero por desgracia para todos la cosa acabó, y acabó incluso antes de la muerte de Dimebag, pero se palpa en el aire un resquemor que nos dice a todos que de no haber muerto Darrell, a estas alturas ya se hubiese producido una reunión de la banda. Anselmo lo quiere y no para de tirar mensajitos a la prensa, demostrando su arrepentimiento y remisión, pero Vinnie anda profundamente herido, y ni siquiera los litros y litros de alcohol que bebió después de la muerte de su hermano han conseguido cerrar la herida abierta. Así que Anselmo, consciente de que la ansiada reunión anda todavía a años luz de producirse decide atacar con esta salvajada de disco.

Philip H. Anselmo & the Illegals es una declaración de intenciones en toda regla. Phil lleva años intentándolo, inmiscuyéndose en mil y un proyectos, pero sin encontrar uno que consiga calmar su intensa agresividad interior. Down, bajo la ridícula etiqueta del “Southern Metal”,  y aun siendo la banda que mejor le ha funcionado a nivel de popularidad, acaba aburriendo a las piedras. Y a ella le podemos adjuntar un montón de bandas más que ni fu ni fa; Arson Anthem (aquí intentándolo como guitarra), Viking Crown (aquí del rollo multiinstruemntista), y otras cuantas más, salvando hasta cierto punto, si me apuras, su trabajo a la voz en Superjoint Ritual.

Pero en resumidas cuentas, sigue siendo evidente que Anselmo todavía no ha sido capaz de sacarse la espina clavada de su banda mater. El mismo dijo hace unos días, hablando sobre el enfoque musical de su nuevo trabajo, que con este disco intentaba hacer la música más brutal posible sin la necesidad de caer en los esquemas preconcebidos del Death o el Black, o la continua utilización de blast beats, intentar crear ritmos angustiados y agitados que diesen esa sensación de energía , que dicho con otras palabras vendría a ser un “quiero sonar como Pantera  y volver a patear culos sin la necesidad de ir continuamente a todo trapo”. Y la pregunta es de cajón ¿Finalmente Anselmo ha conseguido sacarse la lanza ardiendo que lleva quemando su alma desde hace años? Vamos a descubrirlo.

El primer adjetivo que te viene a la mente después de la primera escucha de “Walk Through Exits Only” es el de desquiciante. Este disco es una de las locuras más grandes que escucha un servidor desde la era de Strapping Young Lad. El “enfermo” de Phil se pasa el plástico rugiendo de una manera tan extremadamente salvaje y (aparentemente) desordenada, que uno tiene la sensación de que el de Louisiana es un auténtico perturbado mental. Gritos, gritos y más gritos, a cual más colérico y angustioso. Y si a esto le sumamos que instrumentalmente el disco no es ninguna maravilla, pues a las primeras de cambio ya podríamos afirmar que el disco es una auténtica basura. Pero si algo caracteriza al que hoy os escribe es su paciencia y perseverancia antes de dar el veredicto final sobre un trabajo, así que ni corto ni perezoso llevo varios días metiéndome sesión continua de Anselmo & Cía, y la verdad es que la opinión de este disco desde su primera escucha a día de hoy, ha variado bastante. No os voy a vender la moto ni a deciros que nos encontramos ante una obra maestra, pero si uno analiza esta locura extrema con algo más de detenimiento, consigue sacarle bastante jugo.

Al final, en esto de la música, dejando de lado la calidad o no calidad “de”, todo acaba reduciéndose a una cuestión de sensaciones. Hay gente que escuchando a Dream Theater es capaz de llegar al éxtasis, y otros que afirman que los de Nueva York los dejan totalmente fríos. Pues bien, os aseguro que cuando acabé de escuchar este trabajo por primera vez, mi cuerpo andaba supurando sudor por todos los poros de mi piel, y llevaba tal tensión en mi faz que cualquiera que se hubiera cruzado conmigo por la calle habría pensado que era un jodido psicópata. Así que me dije “oye, parece malo, pero ¿cómo es que me ha dejado en este estado tan alarmante?”.  Y es que este trabajo te pone las pilas y de qué manera. Si el objetivo de Phil era transmitir al oyente todas sus frustraciones personales, toda su ira, todo su dolor por la muerte de Dimebag y otros quehaceres, hay que decirle que lo ha conseguido y con creces.

“Walk Through Exits Only” es una gigantesca roca de lava volcánica que arrasa a su paso, quemando, destruyendo, aplastando, todo lo que encuentra. En sus cuarenta minutos de duración no hay un jodido momento de tregua (bueno sí, al final del disco pero eso os lo explico luego), la atmósfera que consigue crear Anselmo con esa manera de cantar tan desesperada acaba siendo asfixiante, y paradójicamente adictiva. Tanto es así que por momentos uno acaba incluso olvidándose un poco de la música y concentrándose únicamente en los gritos de Phil. ¡Mala ostia joder y de la que te llega! Hay mil cantantes mejores que Anselmo, capaces de profundos guturales y sutiles voces limpias, pero pocos son capaces de transmitir tanto como él, y eso que sus cuerdas vocales ya no son las de antaño. Si es que el tío tiene tanto carisma que solo con ver la portada uno ya se pone calentito.

Dentro de esta vorágine musical encontramos destellos de varias bandas contemporáneas de Pantera que, al igual que ellos, decidieron que el camino para hacer música brutal no tenía que ser a la fuerza el del Death o el Thrash. Así por ejemplo “Betrayed” tiene un inicio calcado al tema “Cyberwaste” de Fear Factory y un final con sintetizadores también made in Cazares. En “Usurper Bastard’s Rant” aparecen los típicos “chirridos” de guitarra de Machine Head. También encontraremos varios momentos que nos recuerdan bastante a los británicos Naplam Death, y es que una de las etiquetas que se puede aplicar en este trabajo es sin duda la de Hardcore/Crust. Y por supuesto también hay varias reminiscencias a Pantera, como era de esperar. Pero por suerte no son ni plagios, ni excesivamente abundantes, digamos que Phil lo lleva en la sangre y es inevitable su aparición. En resumidas cuentas podemos decir que “Walk Through Exits Only” va picando de muchos sitios, pues Anselmo ha crecido como músico escuchando a las bandas mencionadas, pero el plástico tiene alma y sonido propios.

El nivel de locura de este trabajo es tan alto, que en la primera escucha a uno incluso le parece que Anselmo canta literalmente a su puta bola. Pero cuando después de varios repasos, ya hemos sido capaces de acostumbrarnos a semejante torbellino sonoro y nos podemos concentrar más en los detalles, vemos que dicha afirmación es totalmente errónea. Que Phil canta como un jodido demente es verdad, pero sin duda sabe perfectamente donde está poniendo y enfocando cada uno de sus chillidos, buscando siempre impactar con la máxima fuerza.

Y si antes os mencionaba que a nivel instrumental el disco no era ninguna maravilla, las repetidas escuchas también me han hecho cambiar bastante de opinión, y aunque los músicos que le acompañan no son ningunos virtuosos (tampoco era necesario), cumplen a la perfección su cometido, avasallando al oyente con un montón de riffs destructivos que van cayendo uno tras otro con gran homogeneidad, y eso no es tarea fácil, pues el número de cambios de ritmo por tema es bastante elevado, y muchos de ellos son sincopados. Por eso me gustaría hacer una mención especial al gran trabajo que hace el jovencísimo batería (también miembro de Warbeast) Joe Gonzalez, con un dominio y un “savoir faire” con el doble bombo extraordinarios, conjuntando la amalgama de riffs entrecortados antes mencionados con gran maestría, y convirtiendo en canciones lo que podía acabar siendo un auténtico puré de riffs.

Aunque a más de uno le parezca una osadía lo que voy a decir, pienso que este disco, dejando de lado comparaciones imposibles entre calidad, estilo y época, vendría a ser un  “Pleasure to Kill” o un “Reign in Blood” de la era actual, al menos en cuanto a espíritu y predisposición se refiere. El principal objetivo de Anselmo con este trabajo es patear culos hasta ensangrentarse las uñas de los pies, básicamente lo mismo que pretendían en su día Kreator y Slayer, y de verdad que lo consigue.

Y al hilo de esta “comparación”, mencionar también que el disco es breve, lo cual le viene como anillo al dedo, pues una hora a este ritmo sería capaz de tumbar a cualquiera. La duración real del disco son cuarenta minutos, y bajo mi criterio dura treinta y tres. Ya que resulta que el último corte “Irrelevant Walls and Computers Screens” dura la friolera de doce minutazos, pero los realmente importantes son los cinco primeros, y el resto es relleno puro. Así que las cuentas cuadran, un disco con objetivo asesino se tiene que mover (por tradición) entre los ocho y diez cortes y los treinta y cuarenta minutos.

Poco más, que la reseña se está alargando y no le encuentro el final. Pasaría un rato más con vosotros destilando tema a tema todo el veneno que contiene este “Walk Through Exits Only”, como el riff asesino de este mismo tema, el estribillo ultra salvaje de “Bedroom Destroyer”, el inspirado riff serpenteante de “Batallion of Zero” y mil cosas más, pero prefiero no adelantaros nada más para que os llevéis el mismo ostión en la boca que un servidor al escuchar esta animalada de disco. Y hoy más que nunca os apelo a una máxima, no os quedéis en una primera escucha superficial si realmente queréis llegar a entender y disfrutar de este trabajo, dadle un mínimo de tres oportunidades, y os aseguro que a la cuarta ya vais a estar enganchaditos a esta arma de destrucción masiva. Yo ya lo tengo en mi estantería especial de “discos energéticos”, la que uso cuando necesito un buen chute de adrenalina, pues uno no siempre puede irse a practicar deportes de riesgo para conseguir dicha droga natural.  





jueves, 31 de octubre de 2013

CRITICA: DARKANE, The Sinister Supremacy (2013)

Artista: Darkane
Álbum: The Sinister Supremacy
Estilo: Melodic Death/Thrash Metal
Nota: 8,8/10




Vamos hoy a por la enésima banda sueca de enorme calidad que irrumpió en la escena en el momento equivocado, y a día de hoy por muy buenos discos que atesore su carrera, siguen siendo injustamente banda de segunda fila. Hablamos de Darkane, banda que tuvo que pelear mucho hasta llegar a dicho nombre. Inicios en 1991 con dos demos de horrorosa calidad bajo el nombre de Demise, donde intentaban emular el Death Metal visceral de principios de los noventa que por aquel entonces atravesaba su momento más dulce. Más tarde pasaron a llamarse y la cosa ya dio un salto de calidad considerable, pero el verdadero paso de gigante se produce en 1998, cuando ya bajo el nombre de Darkane sacan a la luz su primer larga durada llamado “Rusted Angel”. En él la banda se unió al tremendo ejército sueco que predicaba el llamado Death Sueco o sonido Goteborg, pero con alguna diferencia respecto a sus contemporáneos, plasmada sobretodo en la inclusión de puntuales pasajes sinfónicos y algunas estructuras algo más enrevesadas que los acercaban al progresivo pero sin acabar de entrar en ello.

De ahí en adelante todo fue ir creciendo dentro de lo permitido por los mandamases del momento, pues como comentaba anteriormente el final de los noventa era una época difícil para hacerse un hueco, gente como Dark Tranquillity, In Flames, At the Gates o Arch Enemy, ya se habían labrado una gran reputación y desbancarlos del trono (en aquel entonces) era una tarea casi imposible. Darkane, lejos de amilanarse fueron sacando un buen disco tras otro y acabando de pulir un estilo único que ganó aun más enteros con la entrada del peculiar vocalista Andreas Sydows a partir de su siguiente disco “Insanity”. Pero después de tocar techo con sus dos obras magnas “Expanding Senses” en 2002 y “Layers of Lies” en 2005, cuando parecía que la banda iba a escalar de una vez por todas a primera fila, se estropeó el invento. Andreas Sydows sale de la banda, y su siguiente disco “Demonic Art” pasa prácticamente desapercibido debido al importante bajón de calidad del mismo.

Y cuando un servidor ya los daba por muertos y enterrados, y más viendo lo ajetreado que andaba el monstruo de las baquetas Peter Wildoer con varios proyectos paralelos. Pero por suerte para todos, el que hoy escribe andaba muy equivocado, y Darkane vuelven a la carga cuatro años después con una auténtica salvajada de disco y parte de culpa la ha tenido la vuelta a sus filas del vocalista primigenio Lawrence Mackroy, que sin ser un súper clase, tiene una forma de cantar muy agresiva que acaba poniendo en guardia a cualquiera. Y como si se tratase de recuperar la fiereza de antaño, Darkane se han despachado un disco arrollador donde los haya.

“The Sinister Supremacy” es un trabajo veloz, agresivo y visceral, pero que a su vez contiene continuos giros melódicos propios del Modern Metal, que le otorgan el necesario contrapunto y momento de respiro a los temas. Dichos impases se harán presentes sobretodo en los estribillos, donde Mackroy echa mano de su voz limpia para captar nuestra atención. Sobre todo en este aspecto podemos encontrar ciertas similitudes con sus compadres Soilwork, y es que no en vano ambas formaciones surgieron a la par y siempre han compartido varias características comunes.

En este disco nos encontraremos con la gran suerte de que poco importa el tema escogido, pues todos acaban avasallándote por igual, a excepción de “The Decline”, un medio tiempo pegadizo donde los haya. Pero para partirte las cervicales solo tienes que darle al inicio del tema homónimo “The Sinister Supremacy” o a “Humanity Defined”, riffs a toda velocidad, batería a piñón fijo y mucho tufo al “Slaughter of the Soul” de los maestros At the Gates. Death speedico con cantidad de asesinos riffs thrashers al uso, mala baba, energía por doquier y sutiles toques melódicos, ¡Death Sueco joder! Del que hizo grande a la tierra de los vikingos.

Punto y aparte para el trabajo de Wildoer durante todo el plástico, simplemente sublime. Demostrando que es uno de los mejores baterías de la escena metálica actual, soltando una tras otra unas bases de batería de una originalidad abrumadora. Con una técnica impoluta y una imaginación que parece no tener límites. Encontrar momentos de repetición en sus bases rítmicas es prácticamente imposible, y si uno se concentra exclusivamente en su juego de platos puede acabar absolutamente desquiciado.


Acabando, discazo de cabo a rabo que debería poner a Darkane de una vez por todas en el lugar donde le corresponde, aunque eso difícilmente ocurrirá. Yo por mi parte los perfilo como otro férreo candidato a disco de Death Metal Melódico (con cojones) del año, peleando ahí con lo nuevo de Carcass, Soilwork, Kalmah, Mercenary y alguno más que seguro que me olvido, para que luego digan que el sonido Goteborg solo fue una moda pasajera…

Hala, a cabecear tocan...




domingo, 20 de octubre de 2013

CRITICA: SYLOSIS, Monolith (2012)

Artista: Sylosis
Álbum: Monolith
Estilo: Thrash/Melodic Death Metal
Nota: 8,5



Sylosis, enésimo ejemplo de banda que rinde culto a los clásicos pero con sonido actual. No en vano cuando la banda hizo sus primeros pasos a principio de siglo, la idea principal de su líder Josh Middleton era la de crear una banda practicante de metal clásico, pero con el paso del tiempo la cosa se fue animando hasta crear este simbionte que escupe viperino Thrash mezclado con Death Melódico, y que va avanzando con paso firme a cada nuevo disco que sacan. Randy Blythe (cantante de Lamb of God), los definió en su momento como un híbrido entre el “…and Justice for All” y el "Symbolic". Obviamente se le fue un poco la mano en la comparativa, pues ambas joyas de la historia del metal son excesivamente enormes como para compararlas a nada que pueda crear cualquier otro ser humano, pero parte de razón no le faltaba. Quizás el parecido con los Death del genio Schuldiner se reduce a momentos puntuales, y sobre todo se aprecian en los solos y en algún que otro riff, pero la verdad es que con los de Hetfield sí que vamos a encontrar varias similitudes. Y no tan solo en lo musical cual cosa ya se presupone, si no de una forma espectacular en la producción.

“…and Justice for All” posiblemente sea uno de los discos en la historia del metal que más ha dado que hablar por su peculiar producción, un intento de evolución de Metallica que no acabó de cuajar, todo sonaba muy nítido pero a la vez excesivamente artificial, el bajo quedó totalmente escondido por unas guitarras que sonaban angustiosamente secas y el sonido de la batería era demasiado sintético, casi artificial. Aun así el álbum es un pepinazo en toda regla, lo que aun le da mayor valor a mi parecer, pero de lo que hablamos es de cómo Sylosis han sabido coger esa esencia del sonido que un día quiso crear Metallica y trasladarlo a pleno siglo veintiuno. El resultado es tremendo, aplastante, nítido y demoledor al mismo tiempo y con una sensación de velocidad vertiginosa. Vamos, Sylosis suenan como realmente hubiesen querido sonar Metallica cuando lanzaron su última obra magna.

¿Al igual creéis que estoy exagerando no? Pues coged el cd y dadle play al primer corte “Out From Below” y se os van a disipar todo tipo de dudas. El corte arranca con unos sutiles arpegios a lo “Fade to Black”, y una vez preparado el cuerpo pues riff asesino a lo “Blackened” y a sudarla, que estos tíos pegan muy fuerte. La voz, con cierto parecido a los primeros Trivium va de primera con esta mezcolanza de Thrash/Death, agresiva pero con deje melódico. Si seguís el tema con atención, después del solazo del minuto cinco, encontraréis un bajón melódico muy ampuloso que te llega hasta el alma, y que es marca registrada de la casa. Digamos que prácticamente en cada uno de los cortes se produce un impás de este tipo, lo cual a la larga acaba convirtiendo una virtud en un relativo error, pues todos los temas pecan de una estructura excesivamente similar y previsible. Sumándole también la excesiva duración del disco, aquí tienes los dos pequeños reproches que se les puede hacer a estos tíos, porque el resto es de traca.

Mucha manteca, temas con gancho y solos antológicos, todo a cargo del maestro de ceremonias, el líder cantante guitarrista Josh Middleton. Otro máquina del siglo veintiuno, de los que se encargan de hacer las escalas imposibles mientras cantan, menuda hornada de jóvenes talentos que hay hoy en día. Me gustaría destacar también la labor del batería Rob Callard y no como de costumbre para decir que es un “velociraptor” de dobles bombos imposibles, si no porque dentro de una escena actual donde las baterías pecan en multitud de ocasiones de sobre producidas y de utilizar excesivas artimañas, Callard se desmarca de la mayoría y nos ofrece una batería muy natural, de calidad pero creíble, que cumple su función a la perfección pero no empalaga, digamos que dejando algo más de protagonismo a las guitarras, vamos algo bastante acorde con la tradición Thrash.

El disco pasa con facilidad pese a la larga duración mencionada, temas asesinos como “The River”, “A Dying Vine”, o la mencionada “Out From Below” por citar algunas, se iran intercalando con otros cortes de perfil algo más pausado como “What Dwells Within” (temazo), o “All Is Not Well” (esta sí bastante machacona). El aroma a Schuldienr que os mencionaba cuesta bastante más de encontrar, algunos riffs y solos puntuales como la genial escala de “Fear the World” o los punteos y el tremendo shred de “Born Anew”, digamos que domina el Thrash y los retazos a Death sirven para acabar de completar y darle ese toque personal.

Poco más, enésima banda de la nueva generación con mucho que decir, por mucho que les pese a Jeff Walker, Mikael Akerfeldt y demás endiosados músicos de antaño que creen que jamás se fabricará nada mejor a lo de su época, o mejor dicho, nada mejor a lo que hicieron ellos, anda y que dejen de mirarse el ombligo e investiguen un poquito más por ahí. Yo por mi parte voy a seguir trayendo todas las novedades posibles en mi ardua cruzada, pues creo que lo que necesita la escena metalera, si no nos quedemos quedar sin metal,  es apoyo y no palos en las ruedas.




CRITICA: LOCH VOSTOK, V: The Doctrine Decoded (2012)

Artista: Loch Vostok
Álbum: V: The Doctrine Decoded
Estilo: Extreme Progressive Metal
Nota: 9,3/10




El ser humano por defecto tiene instalada de forma intrínseca, en lo más profundo de su ser, una tendencia corrosiva hacia la insatisfacción, entendida esta en varios aspectos de la vida como la incapacidad para sentirse plenamente realizado por equis razones. Cuando uno consigue al fin alcanzar ese objetivo o sueño anhelado, disfruta de una felicidad pasajera que tarde o temprano acaba diluyéndose para dar paso a un nuevo reto. Así, una vez conseguido ese trabajo que tanto esfuerzo y sacrificio ha conllevado, una vez encontrado ese “amor de tu vida” que llegó después de muchas desilusiones y noches de bar, una vez comprado ese bien material que tantos años de ahorro ha supuesto. Cuando desaparece ese primer estado de euforia, y uno se acostumbra a ello, vuelve a aparecer la jodidamente insaciable insatisfacción, con lo cual, vuelta a empezar. Y la música, “nuestra música”, tampoco puede escapar a tan inquietante fenómeno.

Una vez sentadas las bases, hace más o menos medio siglo, muchas han sido las diversas ramas, con sus pertinentes sub géneros, que han ido brotando del enorme árbol del rock, siempre con la premisa de que el árbol no acabase secándose para siempre, puro instinto de supervivencia. Y algunas se han hecho gordas como brazos de cimerio, erigiéndose como enormes puntales que han dado ya el máximo, y de los cuales a día de hoy solo se puede ir esperando puntuales brotes, que por mucho talento y energía que desprendan, están ante la imposibilidad de superar a las obras magnas ya fabricadas. Los ejemplos los conocéis de sobras, “Altar of Madness”, “Symbolic”, “Master of Puppets”, “Killers”, “Rust in Peace”, “Painkiller”, la lista es extensa y todos han sido y serán rey de reyes en su respectivo feudo.
Pero por suerte para todos nosotros, ese gigantesco árbol del que os hablaba se resiste a morir, y esa insatisfacción propia de los humanos acaba dando pie a la lucha, al trabajo, al esfuerzo y a la creatividad. A que miles de metalheads decidan exprimirse el cerebro al máximo para intentar que el gigantesco árbol del rock no muera jamás. Los suecos Loch Vostok son miembros, por derecho propio, de este particular club de “evolucionadores del metal” que se resisten a que dicho género quede estancado en sus propios clichés. Evidentemente, inventar algo a día de hoy se me antoja casi al 90 % imposible, pues casi todo se ha hecho ya, tanto en la música como en distintas artes.

Loch Vostok tampoco pretenden eregirse como los grandes salvadores ni inventores de nada, sino que lo que nos ofrecen es una fantástica mezcolanza entre diferentes estilos ya inventados, pero que combinados con la suficiente gracia, calidad y sutileza, pueden acabar dando un resultado tan impresionante como este “V: The Doctrine Decoded”. La tarea no es fácil de inicio, pues los suecos han necesitado casi una década de intentos hasta llegar al objetivo deseado por toda banda, un disco, valga mi osadía al decirlo, PERFECTO.

“V: The Doctrine Decoded” consigue aunar en una sola pieza todas sus influencias metálicas que abarcan desde el Power (americano), hasta el Death Metal más oriundo, pasando por Heavy, Melodeath, incluso alguna pincelada de Black, y esculpiendo un producto final, que para englobar todas estas etiquetas acaba llamándose Extreme Progressive Metal. Mucho son los que con anterioridad también han querido acaparar varios estilos en una sola propuesta, y muchos los que detrás de dicha gesta han acabado fabricando un refrito sin sentido de los que marean por su incoherencia. 

Así que si eres capaz de disfrutar de varios géneros metálicos a la vez, si tienes la suficiente adaptabilidad mental para ser atropellado por una tormenta sonora y acariciado por una sutil melodía en un mismo tema, esta es tu banda. De todo un poco y con mucha arte, sin empalmes forzados, sin incongruencias de las que hacen sangrar los oídos, sin rellenos, y con una producción nítida que a su vez desprende una energía abrasadora.

Mencionar los destellos de bandas que vamos a encontrar en este disco puede ayudar al oyente a hacerse una idea relativa de lo que aquí se cuece. Así que apunta, un poquito de Nevermore en las voces limpias y la contundencia de las guitarras, mezclado con las voces guturales de Scar Symmetry y sus particulares escalas progresivas, algo de Mercenary en el trabajo de las melodías y el contraste conseguido entre voces limpias y harsh, y para rematar puntuales reminiscencias a esas atmósferas etéreo-cósmicas de Pagan’s Mind, gracias sobre todo a la gran labor del teclista Fredrik Klingwall y algo del post-thrash de Grip Inc.

¿Lo tienes más claro ahora o no acabas de decidirte? Yo en el día de hoy no voy hacerte una vivisección del disco pues me llevaría varias páginas captar todo lo que esta maravilla del siglo veintiuno esconde en sus entrañas para convencerte, pero si puedo darte algunas pistas sueltas para que pruebes a ver qué tal. Así pues no puedo dejar de recomendarte el adictivo riff menea-esqueletos de “A Tale of Two Kings” o las impresionantes melodías vocales de su estribillo. La completísima “Syndrome of Self”, temazo que te puede llegar a hacerte perder la cabeza con tanto salto entre partes extremas y melodías vocales.

En punto y aparte te recomiendo “Citizen Cain”, un tema que ya marca las pautas con el primer riff in crescendo al que la voz se acoplará de idéntica manera, creando una maravilla que sorprende por su simpleza y gancho a la vez. “Twilight of the Dogs” con un estribillo que te parte en dos, o “Inflict Chaos” algo más melódica, rozando el medio tiempo. Y cerrando el breve resumen te dejo con la joya de la corona “Claim the Throne”, donde podemos incluso encontrar reminiscencias a los Emperor más sinfónicos, y para lo que nos espera en el minuto 2:47 yo no tengo palabras.


“V: The Doctrine Decoded” es una pieza que va a satisfacer a todos aquellos que piensen que en la fusión de estilos reside una de las principales bazas para hacer que el metal resista al paso del tiempo sin acabar oxidado. Esperemos que este pedazo de trabajo sirva para que Loch Vostok obtengan de una vez por todas el reconocimiento merecido, pues hasta el momento no son una banda demasiado conocida. Yo por mi parte ya he aportado mi granito de arena trayéndolos aquí, espero de verdad que el disco os cunda tanto como me ha cundido a mí.

Caviar para vuestros oídos:


martes, 17 de septiembre de 2013

CRITICA: HATE, Anaclasis: A Haunting Gospel of Malice & Hatred (2005)

Artista: Hate
Álbum: Anaclasis: A Haunting Gospel of Malice & Hatred
Género: Death Metal/Blackened Metal
Nota: 9/10




Hoy toca sesión de blasfemias, mala uva y caña burra, y para ello que mejor que desplazarse hasta Polonia donde el éxito está asegurado. País con micro clima metálico propio, tanto es así que ya hace un tiempo que flota en el aire la etiqueta de “Death Polaco”, y si un buen día se creó el “Death Sueco”, porque no optar por esta “denominación de origen”. Marca registrada aplicable a un buen puñado de bandas con varias características comunes, técnica impoluta, cojones de acero y almas de hielo. Vader, Behemoth, Decapitated, Sceptic o los propios Hate algunas de las bandas imprescindibles para entender lo que se cuece por aquellos lares. Ya lo ves, nombres escuetos y contundentes, al igual que sus trabajos. Allí se va por faena, discos de entre cuarenta y cuarenta y cinco minutos, no hace falta más, donde se reparten ostias como panes a diestro y siniestro. Lo bueno, si breve, dos veces bueno, y así de paso no alargan tu sufrimiento, pues escuchar un disco enterito de estas bestias pardas del tirón nunca deja indemne.

De los mencionados anteriormente, Hate se hermanan sobre todo con Behemoth. Vader son los padres honoríficos pero de marketing no tienen ni puta idea. Sinner, al igual que Nergal, tiene más que claro el enfoque si quieres aspirar a vender tu música por todo el globo. Death Metal con toques Black, ¿quieres llamarlo Blackened?, porque no. La música importa, pero las pintas también si quieres ganarte la vida con esto. Así que corpse paint al uso y faldones típicos del Avant-Garde, que molan cantidad. Pero Hate no son solo fachada, para nada, atruenan que da gusta y encima saben jugar con los ritmos machacones como unos auténticos maestros.

Aun encontramos otro paralelismo entre ambas bandas, al igual que Nergal, Sinner es un auténtico currante del metal, existe el talento innato y al que no es poseedor de él, le toca trabajar duro. Ambos pertenecen al segundo sector, a picar piedra si hace falta, pero al final al conseguido su objetivo. Disciplina militar y corazón de guerrero, no hay más. Y después de mucho batallar, siempre hay un disco en concreto que suele ser la piedra angular que te hace dar el salto definitivo a la primera línea de fuego. En el caso de Hate ese disco capital sea posiblemente el que hoy os traigo, que sin diferir demasiado en lo ofrecido por la banda hasta entonces, tiene aspectos que lo hacen superior. Los temas tienen más gancho que antaño, están mejor estructurados y la producción es impoluta, tema fundamental en este tipo de propuestas extremas. Además la portada da unas ganas terribles de hincarle en diente a este disco.

Comenzamos con interferencias, tranquilo que el cd no está rallado, forma parte de la habitual intro de rigor, nada, un minuto escaso y ya entramos en faena, aparece la apisonadora Hate al completo. Riff inicial repetitivo y taladrante, y la batería jugando con él a su antojo, mientras Sinner berrea impasible. Aparece el punteo melódico que nos recuerda bastante a Dimmu Borgir, y es que Hate anda continuamente entre los noruegos y los mencionados Behemoth. “Necropolis” entra hiriente, con unos chirrido de guitarra que cortan el aire, el estribillo suena a culto satánico, el tema apesta a maldad y al “Lord of All Fevers & Plague” de Morbid Angel, y conforme avanza va ganando un cierto toque épico.
Estamos on fire, vamos in crescendo y “Hex” atruena todavía más, aparece el riff machacón que es tan sencillo como efectivo, ellos lo saben y no van a dudar en abusar de él, tanto es así que justo al final del tema, después de un amago de finalizar, nos lo vuelve a soltar en toda la jeta. Aún y siendo igual de asesina, en “Malediction” dan un toque de clase al intercalar un riffeo algo más Stoner que queda cojonudo, al minuto 0:39 me remito. “Euphoria of the New Breed” es una jodida tormenta devastadora de Black Metal, de la que es imposible salir indemne, refúgiate bajo el paraguas de acero si quieres que va a dar igual, te van a llover tortas a diestro y siniestro.

A modo de compensación aparece “Razorblade”, que adopta un aire algo más machacón sin dejar de lado ese hedor a pútrido Black parte-almas. Y como si de un espejismo se hubiese tratado, “Immortality” vuelve a vapulearnos de mala manera. ¿Andas de pie todavía?, eres duro colega, aguanta que este es el mejor corte de todo el disco y no te lo puedes perder. Tema completísimo, tralla burra, interludios machacones, doscientos riffs asesinos empalmados uno tras del otro a cual más adictivo, e incluso se atreven con un solo, que no abundan en el disco. Mención especial para el riff viciante del minuto 2:35, con un momento de inspiración así puedes ganar mil seguidores de golpe.

“Fountains of Blood to Reach Heavens” no iba a ser menos, y pelea lo indecible para intentar aupar este trabajo a lo más alto, Hellrizer ha tenido que cambiar los parches de la batería tres veces ya, que manera de golpear que tiene el angelito. Dos temazos, a cual mejor, para cerrar el disco y dejarnos con ganas de más, como debe ser. Trenta y cinco minutos han sido suficientes, para que meter dos o tres temas más de relleno.


Hate dieron un puñetazo sobre la mesa con este discazo, breve pero intenso, duro, gélido, penetrante y abrasivo. Quizás no sea merecedor de ser considerado una masterpiece, pero sin dudas este "Anaclasis" es muestra de muchos quilates del poderío que atesora el metal polaco desde hace y abastante tiempo.  Si todavía no los conoces, este es tu disco, a buen seguro que no te van a defraudar, palabra de Betrayer. 




miércoles, 11 de septiembre de 2013

CRITICA: STRUCTURE OF INHUMANITY, Completion Integration (2013)

Artista: Structure of Inhumanity
Álbum: Completion Integration
Género: Melódic Death Metal/Metalcore/Modern Metal.
Nota: 8/10.





Propuesta la mar de fresquita la que hoy os traigo para cerrar este curso de verano. Structure of Inhumanity llega a manos de un servidor de pura casualidad, investigando un poco sobre los miembros de Arsis, la biblia del buen metalhead (Encyclopaedia Metallum) me llevó hasta ellos. La etiqueta de buen inicio no me llamaba demasiado la atención, pues incluía la palabra “maldita” Metalcore, pero ni corto ni perezoso decidí darles un tiento a ver qué tal. Y cual fue mi sorpresa al descubrir un disco la mar de fresco y adictivo que no puedo dejar de escuchar desde hace varias semanas. Avisar antes de nada a los que como yo son algo reacios a la etiqueta Metalcore, de que en esta ocasión dicho adjetivo solo es aplicable hasta cierto punto al juego de voces y poco más, pues no hay ni constantes breakdowns, ni abuso de los power chords, ni utilización de corso con voces limpias de forma sistemática.

“Completion Integration” se mueve en unos terrenos que engloban el Death Metal Melódico, el Metalcore y el Modern Metal bajo un mismo techo, o sea que tiene una escucha la mar de fácil y divertida. Pero no hay que engañarse, si este disco debut suena tan bien es porque detrás del telón se esconden varios personajes que ya llevan varios años en la brecha y ofreciendo buenos trabajos con formaciones que si bien no son conocidos por las masas, no tienen desperdicio alguno. En las filas de la formación norteamericana nos vamos a encontrar gente de los mencionados Arsis, también de Lilitu (Melodic Black/gothic Metal), y de Suspyre (Symphonic/Progressive Metal). Viendo estos precedentes uno comienza a entender mejor la calidad que atesora este plástico.

El trabajo en sí es bastante engañoso y bajo una primera capa de temas relativamente facilones, se esconde un trabajo instrumental excelso, destacando sobremanera el pulso constante entre guitarras y teclados. Y esa es sin duda la gran virtud de este disco, uno queda totalmente atrapado desde el principio por los atractivos riffs de inicio con los que arranca cada tema, y el resto llega un poco a traición, como sin avisar. Podemos hablar sin duda de ese feeling que desprende un “Embody the Invisible” de In Flames, o un “Taste of My Scythe” de Children of Bodom. ¿Metal para adolescentes? Por qué no, pero joder como divierte, me parece que durante estas dos semanas he recuperado sensaciones que no tenía desde hace muchos años.

Chispa, energía y dinamismo, eso es lo que nos vamos a encontrar en “Completion Integration” tema sí y tema también, el disco no desfallece en ningún momento, la frescura dura corte a corte como si el plástico se hubiese sumergido de lleno en una cubitera y no le diese la gana de salir. Todo es vibrante, equilibrado y agradable, desde los constantes juegos de voces entre Clay Barton y Noah Martin, hasta los revitalizantes teclados de Jonah Weingarten, pasando por supuesto por los espectaculares solos de Mike Iuzzolino, un perfecto desconocido de las seis cuerdas que demuestra tener un talento y una melodía en el alma que no abunda demasiado a día de hoy. Y es que tocar rápido sabe mucha gente, pero atraparte con las notas ya es otro cantar, y de verdad que este chaval lo consigue con creces.


Entrar tema a tema al detalle no creo que sea necesario en el día de hoy, bastará  un primer tiento a la divertida “The Passing Phase” o a la melodía épica de “I, On the Inside” y su tremendo solo, para que quedes atrapado sin remedio. Un disco altamente recomendable para aquellos días en que el pesimismo intenta ganar la partida, bastarán los escasos cuarenta minutos de este “Completion Integration” para borrarlo de un plumazo y dibujar una gran sonrisa. Sin poder hablar de “happy metal”, si que podemos decir que es uno de esos discos que hacen subir la moral, y eso no es poco en los tiempos que corre, así que a disfrutarlo.




sábado, 31 de agosto de 2013

CRITICA: GOJIRA, The Way of All Flesh, (2008)

Artista: Gojira
Álbum: The Way of All Flesh
Género:Progressive/Groove/Death Metal
Nota: 9,5/10





Vamos hoy a por la banda francesa de metal, que más reconocimiento tiene a día de hoy.  Nada fácil lo tuvieron estos chavales en sus inicios, comenzaron su andadura metálica en 1996 bajo el nombre de Godzilla, que posteriormente tuvieron que cambiar a Gojira por problemas legales. Cuatro maquetas como Godzilla, hasta que en 2001 consiguen publicar su primer larga durada, “Terra Incognita”, ya bajo el nombre de Gojira. Su segundo trabajo “The Link”, obra de culto en el underground, les valió el contrato con Listenable Records para ediciones futuras.

Desde entonces, cada nuevo trabajo ha supuesto un paso adelante en su carrera, tanto a nivel de popularidad y reconocimiento, como en su personal evolución musical, que de momento, parece no tener límites.  Elegir un disco para presentar a los galos en el portal, se me ha hecho harto difícil, pues todos sus trabajos hasta la fecha son de un nivel extraordinario. Posiblemente el disco más aclamado de los franceses, y  el que los puso definitivamente al frente de las nuevas formaciones de metal, fue “From Mars to Sirius” en 2005., aunque quizás “The Way of All Flesh” es el disco más completo y complejo de los galos. En él podemos encontrar todavía la potencia y energía de sus primeros discos, combinada con toda su locura progresiva, y sus cada vez más evidentes influencias Sludge. Así pues, si te gusta este disco, te gustará toda su discografía.   

Como pilares del cuarteto tenemos a los hermanos Joe (voz y guitarra) y Mario (batería) Duplantier. Combo digno sucesor de los hermanos Cavalera, y es que viendo el material que desarrollan, uno está convencido de que en su casa tienen la discografía completa de los brasileños. Tal es la simbiosis, que incluso Joe participó como bajista y guitarra, en el disco “Inflikted” de Cavalera Conspiracy. Acabamos el line up con Christian Andreu a la guitarra, y Jean-Michel Labadie al bajo. Posiblemente una de las claves del sonido tan compacto y personal de la banda, sea el hecho de que mantienen la misma formación desde su creación.

Definir el sonido de Gojira utilizando las etiquetas habituales dentro del metal, se me antoja complicado. Los franceses beben de muchas fuentes distintas, digieren, y luego vomitan un veneno dulce con denominación de origen. Harto estoy de escuchar que en el metal todo está inventado, y no estoy del todo de acuerdo, puede que todas las bases estén sentadas, y que los mejores discos de algunos géneros en concreto ya estén hechos, y jamás se superarán. Pero siempre hay alguien dispuesto a evolucionar, ya sea dando la vuelta de tuerca a un estilo, o mezclando varios de ellos para conseguir dicho propósito.

Gojira pertenecen a esa estirpe, a esa movida auténtica y cabezona que hace lo que le sale de los mismísimos, pasando de presiones de discográficas, de comentarios de los fans, o número de copias vendidas. Dream Theater, Nevermore, Pantera, Opeth, Symphony X, Death, Mastodon, etc. “Aquí está mi material, o lo tomas o lo dejas, lo hago así porque quiero y porque a mí me gusta así, y voy a evolucionar hacia donde me interese, digas lo que digas tú y el resto del planeta”. Valga decir que este tipo de bandas, tienen la “virtud” de que la gente o los venera, o los odia, no suelen haber medias tintas con propuestas tan singulares. Para mí son unos putos genios, tú ya me dirás el que.

Con ahínco y tesón han conseguido una de las cosas más difíciles para un grupo hoy en día, y es tener un sonido propio y auténtico. A los pocos segundo de un tema, uno ya sabe perfectamente que se trata de Gojira, y eso es muy, pero que muy meritorio en los tiempos que corren, donde la mayoría de bandas que están englobadas dentro de un mismo estilo, suenan igual. Véase que la mayoría están producidas por el productor de moda de turno, y grabas en el los mismos estudios.

Gojira está por encima del bien y del mal, su música es una fusión entre el Death Metal de los Morbid Angel más contundentes y densos (véase etapa Gateways to Anihilation), la versión más Groove de los geniales Pantera y Machine Head (ambos consiguieron demostrar al mundo, que se podía hacer música altamente agresiva y energética, sin necesidad de infinitos blast beat a toda pastilla), y las profundas atmósferas Sludge de gente como Mastodon. Sin olvidar por el camino, las voces agónicas y desgarradas, que recuerdan en ocasiones al mejor Anders Fridén de In Flames. Así que los amantes de las etiquetas ya podéis anotar, Gojira practican un death-groove-sludge-progresivo de muchísima calidad, y llenito de elementos propios.

Falta la filosofía y temática del grupo, pues apunta, ecologismo y la relación del ser humano con el planeta. Ahí es nada, ganando puntos, pasando de vísceras y demonios, de “dragones y mazmorras”, de Torquemadas y demás. Preocupándose de lo que importa de verdad, la rama ecológica de las letras sociales del thrash.

Que Gojira hacen lo que les da la santa y real gana, es claramente visible cuando comienzan el disco con un corte como “Oroborus”, menuda patata caliente, ¿quién dijo miedo? Temazo que parece enlazar con el último corte de “From Mars to Sirius”, el extenso “Global Warming”. Un primer riff hipnótico que roza la absoluta paranoia, nos mete de lleno en materia. Dicho riff será la base por la que surfearán los galos a lo largo del tema, haciendo de las desesperadas voces in crescendo, su principal baza. Normalmente, la mayoría de bandas, intentan comenzar el disco con un tema pegadizo y de calidad, en muchas ocasiones, incluso con el mejor corte del plástico. Pero Gojira ya ha conseguido su legión de seguidores, y saben que ellos, conscientes de la versatilidad de la banda, sabrán apreciar un inicio de disco tan arriesgado.

Después de esta primera “sorpresa”, viene el primer mazazo del disco “Toxic Garbaje Island”, tema “Gojiresco” al cien por cien. Pura contundencia desde el inicio, Mario Duplantier comienza su particular recital de sincopados y polirritmias, y su hermano, ya con la garganta caliente, comienza a desgarrarse las cuerdas vocales a base de bien. Aparición de unos teclados atmosféricos a modo de órgano de iglesia hacia final del tema, no serán los últimos del disco.

Pero Gojira vienen con ganas de retos para este trabajo, con las intenciones de poner al límite nuestra paciencia, de demostrar toda su creatividad y ver qué cuerpo se nos queda. “A Sight to Behold” es de los cortes más arriesgados y variopintos de su carrera, comienza con unos samplers sobre los que se apoyará todo el tema. Las voces aparecen filtradas a modo de robot, y Mario acompañando toda esta locura con sencillos pero eficaces ritmos jazzies. Al final el tema resulta pegadizo de cojones.

“Yama’s Messengers” entra con tanta densidad, que por momentos parece que vaya a clavarse, rozando el tradicional slamming del Brutal Death Metal, aunque va intercalando partes algo más veloces para evitar un colapso mental. Turno ahora para la instrumental “The Silver Cord”, tema tan sencillo como agradable, un remanso de paz que nos permite reflexionar sobre el chaparrón que nos acaba de caer encima.

Hasta cierto punto podríamos dividir este disco en dos partes, la primera comprendería los cinco temas ya presentados, donde el protagonismo recae en la versión más progresiva y experimental del grupo, sin olvidar alguno de sus elementos característicos. Parece incluso que la instrumental haya sido un punto de inflexión como diciendo: “chavales, hasta aquí nuestra versión más paranoide, a partir de ahora toca tralla, así que iros preparando para la que os va a caer encima”. Y una segunda parte mucho más trallera y energética, más cercana a la potencia desarrollada en sus primeros lanzamiento. “Adoration for None” es un castañazo de nivelón, aparecen de forma descarada los típicos arrastres de guitarra, Mario comienza a maltratar el doble bombo de verdad, y Joe acentúa el growl todo lo que le permiten sus cuerdas vocales. Seis minutos de temazo, con una parte central de excelentes melodías vocales.

Ahora ya no pueden parar, “All The Tears” sigue por los mismos derroteros, derrochando potencia y mala ostia, para dar paso a la genial “The Art of Dying”, corte con inicio tribal y posterior arranque polirrítmico de gran complejidad técnica. Y aquí hago un punto y aparte para el aplauso al batería Mario Duplantier, un auténtico fenómeno. No es el batería más rápido ni el más técnico, pero posee una creatividad al alcance de pocos, en este sentido me recuerda mucho al gran Mike Portnoy de Dream Theater. Además, su dominio del doble bombo es impecable, un simbionte entre Comando Sandoval de Morbid Angel, y Raymond Herrera de Fear Factory, con un timing asombroso, capaz de aguantar el solo las canciones cuando estas flaquean (las pocas veces que lo hacen).

Y si no has tenido suficiente con su demostración de recursos en este tema, pasamos a “Esoteric Surgery”, mi favorito del disco, caigo de rodillas ante esta entrada a modo de apisonadora, con un riff extra vibrante y una base de doble bombo tan clavada, que se hace incluso insultante por su perfección. Te vas a hartar de escuchar el adictivo ritmo, pues conscientes de su pegada, no dudan en utilizarlo durante varias fases del tema. En un estilo similar se mueve “Wolf Down the Earth”, y entre medio de ambas nos encontramos con “Vacuity”, uno de los temas donde el ramalazo Sludge se hace más evidente, gran corte que firmarían los compañeros de batalla Mastodon, sin lugar a dudas.

Cierre con el tema que da título al disco, “TheWay of All Flesh” arranca con Mario brillando por enésima vez, vuelve a aparecer toda la gama de elementos “Gojirianos” y el tema se desvanece cerca de los siete minutos, con un riff paranoico similar al del primer corte del disco. Aguantamos en silencio hasta los doce minutos y medio aproximadamente, para finalizar el tema con una atmósfera relajante, la guinda al pastel.

Gojira lo volvió a lograr, después de la lluvia de alabanzas cosechada con su anterior “From Mars to Sirius”, consiguieron dar un paso más en su evolución musical, con una apuesta arriesgada, experimentando con nuevos sonidos, intentando llevar su música más al límite si cabe. Apostando por la progresión y la innovación, creyendo en ellos mismos más que ninguna otra persona en el mundo. Buscando su espacio y consiguiéndolo, no queda otra que felicitar a estos franceses por su dedicación y tesón. Bandas con esta actitud y entrega son las que conseguirán que la buena música no muera jamás. Bravo Gojira. Una banda destinada a ocupar un lugar destacados cuando los titanes ya no estén (y algunos hace muchos años que ya no tendrían que estar).

Os dejo con "Oroborus" temazo por excelencia y mi preferida "Esoteric Surgery":