jueves, 30 de enero de 2014

CRITICA: HATESPHERE, Murderlust (2013)

Artista: Hatesphere
Disco: Murderlust
Estilo: Death/Thrash Metal
Nota: 8,7/10






El doctor Betrayer vuelve a la carga y hoy viene dispuesto a meterte un gigantesco supositorio de adrenalina por el culo, y te aseguro que te va a doler. Entrada obscena y de mal gusto, sin lugar a dudas, pero es lo que hay, el trallazo que hoy nos acontece no admite miramientos, así que nenazas y derivados cambiad de canal que hoy vais a sudar sangre. Death/Thrash hiriente, rabioso, viperino y parte-cervicales, de los que dejan marca pero, masoquistas que somos, volvemos a por más.

Hatesphere se incorporaron a la escena años después de que At the Gates cautivara a la comunidad metalera con su inmortal “Slaughter of the Soul”. Hacia finales de los noventa un grupo de interesantes bandas deciden recoger el testigo de los pioneros; The Haunted, The Crown, Carnal Forge, Impiuos, Darkane y los propios Hatesphere formaron un batallón aplasta-cráneos la mar de interesante. Pero con el paso del tiempo varias de estas formaciones han ido perdiendo algo de fuelle, y curiosamente los daneses, que comenzaron su andadura de una forma algo titubeante, han ido ganando enteros a cada nuevo disco que editan. Por ahí andan los tiros, si no los conocías ahora ya puedes comenzar a hacerte una idea de lo que ofrecen estos tíos, y si por el contrario, ya eras conocedor de su obra, te puedo anticipar de antemano que estos animales se han vuelto a despachar un excelente trabajo.

“Murderlust” es un disco que sigue la línea del anterior “The Great Bludgeoning” y que tan buen resultado les dio. Death Sueco del cañero, del que te hace sudar, impregnado de esencia thrasher. Con suficiente melodía para atraparte y sobrada mala leche para golpear duro. Alguna que otra pincelada de Groove machacón para hacernos saltar, que en los shows vienen de cojones para estirar las piernas, y ya lo tienes. ¿Qué más se puede pedir cuando necesitas caña para el cuerpo? El metal siempre será más económico que el rafting, el puenting o el paracaidismo, así que si te gustan las emociones fuertes esta es tu mejor opción.

El plástico arranca dando guantazos a diestro y siniestro desde la homónima “Murderlust”, y de ahí en adelante la única tregua que nos van a conceder es el tema “Fear Me”, corte machacón que trabaja a velocidad de crucero y aún así se las arregla para no perder ni un ápice de fuerza. Y como no, la instrumental “In Process”, que sin ser ningún alarde de virtuosismo (tampoco lo pretende), nos viene que ni pintada para tomar un poco de aire hacia mitad del disco.

Todos los temas atesoran un nivel más que notable, aunque si tuviera que destacar un par de ellos me quedo sin duda con la cañera “The Violent Act” y su mega-adictivo riff del estribillo, junto a la siguiente “Punishable by Death”, un castañazo tremendo de los que te hacen morder el polvo, manteca “colorá” en canal. Aunque repito, todos los cortes son acojonantes, y no somos capaces de divisar ni un solo relleno en los escasos cuarenta minutos que dura el plástico. La versión de “The Assassin” de los mega famosos Muse tampoco tiene desperdicio, demostrando por enésima vez que la música en sí es un bien universal, y que un buen tema lo sigue siendo adaptado a cualquier otro género, aunque le meten tanta tralla que como la escuchen los propios Muse se van a quedar rubios del susto. Un par de regalitos para los que se hagan con la edición digipack, con la pre-producción del tema “Murderlust” y “500 Dead People” en directo, un corte que deja bien claro lo que esto tipos son capaces de ofrecer en vivo.

Y a la espera del ansiado nuevo disco de At the Gates muchos años después, no se me ocurre mejor trabajo para matar el gusanillo que este tremendo “Murderlust”. ¿Conseguirás salir indemne? Avisado estás.


lunes, 20 de enero de 2014

CRONICA CONCIERTO DREAM THEATER, Barcelona (2014)

Banda: Dream Theater
Concierto: A Evening With Dream Theater.
Sala: Sant Jordi Club
Nota: 9/10



Un concierto de los maestros Dream Theater siempre es esperado por su legión de seguidores con gran ilusión y altas expectativas, pero en esta ocasión el evento contaba con un plus añadido. Años después, Dream Theater volvían a desplegar todo su potencial en un show de tres horas de duración, sin teloneros, hecho a su gusto y semejanza. Así que, obviamente, el cien por cien de los melómanos que nos reunimos el sábado por la noche en el Sant Jordi Club, éramos verdaderos fans de los de New York. Pues no logro imaginar que personaje se gastaría cuarenta y cinco euros, en un concierto que no le llame la atención. Un público variopinto, como era de esperar. Desde el metalhead clásico (un servidor), con melena suelta, pantalones elásticos y camiseta de Maiden, hasta “yougourines” con acné en la cara acompañados por sus padres, pasando por los “gafa-pastas” que tanto admira nuestro compañero Hawk. La propuesta de Dream Theater jamás se ha limitado únicamente al público metalero, su depurada técnica y su exquisito gusto por las melodías, hacen de su música un manjar apto para todo aquel que sepa apreciar la buena música, de ahí su amplio abanico de público.

Hacia las ocho y media, no sin antes hacer un buen rato de cola para acceder al recinto, y después de torturarnos durante un cuarto de hora con una cutre paranoia cósmica digna del mejor de los salvapantallas de Windows, arrancaba el show. El teatro de los sueños ponía toda su maquinaria en acción, y que mejor manera de comenzar que con un vídeo a forma de retrospectiva donde las portadas de todos sus discos, desde el inicio de su carrera hasta la actualidad, se iban entrelazando con la música de “False Awakening Suite” de fondo, sobre una gigantesca lona. No es que sea algo demasiado original, pero sí efectivo. El público siempre aprovecha para vitorear sus discos preferidos, y en este caso el que ganó por goleada fue su masterpiece por excelencia “Scenes from a Memory”, su particular “The Number of the Beast”.

Se cae el telón y arranca el espectáculo con un escenario de fondo a modo de barrio callejero, bastante colorido y efectista. Los cuatro jinetes del apocalipsis ya ocupan su lugar en las posiciones habituales, Mangini y Rudess al fondo y Petrucci y Myung delante. Suena el primer riff explosivo de “Enemy Inside” y LaBrie sale en tromba despertando la ovación del respetable, que anduvo, porque no decirlo, algo frío durante toda la velada. Cierto es que la música de Dream Theater no es precisamente energética, pero noté a la peña algo más distante que en el Progressive Nation de 2009. Sin descanso alguna cae “The Shattered Fortress”, dos cortes potentes para arrancar y posterior saludo protocolario de LaBrie.

Seguimos con “On the Backs of Angels”, tema que acaba resultando algo tedioso, para continuar con “The Looking Glass”, divertido tema ochentero que es de lo mejor de su nuevo trabajo. Pero todo esto solo era el calentamiento, banco de pruebas para ecualizar bien el sonido y prepararlo todo para que el sorpresón que venía a continuación sonara perfecto. Se oyen de fondo esas campanillas tan características y ipso facto se me pone la carne de gallina, se oye un murmuro entre el público y veo alguna que otra cara de sorpresa (ninguna tanto como la mía). ¡Es “Trial of Tears", sí señor! Ahí la tenemos, a mi entender una de las mejores piezas progresivas que jamás haya fabricado la banda, de una exquisitez superior, un tema etéreo, mágico, de los que te transportan a otra dimensión, y yo me lo iba a comer en directo, solo por esto ya valía la pena haber comprado la entrada. Sin ser un tema demasiado rápido, la dificultad técnica en su ejecución es enorme, sirva como muestra de ello lo concentrado que estaba el maestro Petrucci, que normalmente toca la guitarra con la misma facilidad como el que escribe una nota.  Todos, absolutamente todos los miembros se muestran impecables, y remarco lo de todos porque el señor LaBrie (que alegría me da decir esto), lo clava. El muchas veces cuestionado cantante Canadiense estuvo finísimo durante todo el show, y fue de agradecer, porque con el resto de sorpresas que vinieron a posteriori, sus (en ocasiones) irregulares agudos podrían haber estropeado la velada, y no fue así. Sería la humedad relativa o el brebaje que llevaba en el botellín de inoxidable, pero James cantó como nunca, llegando a las notas más altas sin problemas, incluso en ciertos momentos se le vio sobrado, y este fue sin duda uno de los puntos fuertes del show. Tan sutil andaba que incluso en la frase “It’s raining, raining, on the streets of New York City”, se atrevió a substituir la ciudad por Barcelona, un divertido detalle que hacía mención a los nubarrones que tapaban la ciudad condal.

El problema después de escuchar una maravilla como esta, es que cualquier cosa que venga detrás puede quedar en una nimiedad. Se arriesgaron con “Enigma Machine”, corte instrumental de su nuevo disco, y aunque el tema no le llegaba ni a la suela de los zapatos a su predecesor, un divertido vídeo de fondo creado para la ocasión hizo el tema mucho más llevadero. Hacia el final del corte Mangini nos obsequió con un divertido solo, el hombre se lo curra y tiene su gracia, pero claro, el papelón que le ha caído intentando substituir al alma mater Portnoy es muy gordo. Cerramos el primer acto con la facilona “Along for the Ride” y “Breaking all Illusions”, posiblemente el mejor tema de “A Dramatic Turn of Events”.

Fin de la primera parte, dominada por temas de sus dos últimos discos a excepción de la mencionada “Trail of Tears”, donde la banda quiso demostrar que vive en el presente y que no necesita tirar únicamente de clásicos para ofrecer un buen espectáculo, no como les pasa a otros dinosaurios, de cuyo nombre no quiero acordarme, que siguen viviendo de sus éxitos de hace treinta años. Quince minutos de descanso, con divertidas imágenes para entretener al personal entre medio que demuestran el saludable sentido del humor de estos chicos, y otra vez al lío. Había que ver entonces que nos tenían reservado para la segunda parte del show por así llamarlo, y al parecer las sorpresas iban a ir in crescendo. Coincidiendo con el veinte aniversario del inmortal “Awake”, los neoyorkinos deciden regalarnos los cortes que comprenden desde el tema número siete del plástico “The Mirror”, hasta el tema once “Space-Dye Vest”, todos de forma correlativa. ¡Una gozada total! Escuchar la preciosa balada “Lifting Shadows of a Dream” con LaBrie a ese nivel no tiene precio. El tío estuvo soberbio y eso es mucho decir, pues pienso que el trabajo vocal que realizó en “Awake” es uno de los más completos y difíciles de su carrera.

Y aquí es donde comenzó la parte sombría del show, uno fallo en los samples de “Space-Day Vest” sacaron a LaBrie de sus casillas, que fulminó al staff técnico con la mirada. Y no acabaron ahí los problemas, Mangini comenzó a tener problemas con el auricular del oído, y tuvo que acabar el tema a tientas. Para finalizar este segundo acto acabaron con el extenso tema cierre de su nuevo trabajo “Illumination Theory”, un corte que suena de maravilla en el disco, pero que en directo acabó cansando un poco, no en vano son veintidós minutos de música. En el impás de música orquestal que hay en la primera mitad del corte, la banda aprovechó para abandonar el escenario mientras proyectaban un vídeo en la pantalla gigante. El mosqueo de los músicos era notorio, sobretodo el de LaBrie, y al público tampoco le gustó demasiado escuchar más de cuatro minutos de música programada. Habíamos pagado para escuchar tres horas de una de las bandas más perfeccionistas que jamás haya habido en directo,  y este relleno sumado a los fallos técnicos comenzaban a colmar la paciencia de más de uno.

Y que mejor manera de solucionar estas dificultades en el camino, que agarrando el toro por los cuernos e ir directo a la yugular. Si hacía veinte años del Awake, también hacía quince del “Metropolis Pt 2: Scenes from a Memory”, y que mejor manera de celebrarlo que tocando la excepcional “Overture (1928)" y su perfecta continuación “Strange Deja Vu". La melodía llevada a otra dimensión, dos temas que forman uno solo, con un grado de adicción que deberían estar prohibidos por ley. Pero no iba a quedar ahí la cosa, en un concierto de Dream Theater jamás debe faltar su tema de perfección técnica absoluta por antonomasia, la instrumental de instrumentales, la imposible, la divina, la mágica “The Dance of Eternity”. Todas las miradas puestas en Mangini, el trío maravillas ya ha demostrado en mil ocasiones que es infalible, pero faltaba ver como respondía Mangini con la presión del directo. Pues bien, digamos que la presión se la guardó en el bolsillo izquierdo y se cascó una interpretación perfecta, no hay más que hablar. Acabamos con “Finally Free”, tema perfecto para cerrar una velada casi perfecta. Un show de alta alcurnia, donde se demostró que aunque estos monstruos de músicos sean máquinas perfectas de tocar, un fallo técnico siempre les puede jugar una mala pasada.

Reconozco que salí del evento con un pelín de resquemor, no había sonado “New Millenium”, “Eretomania”, “Pull my Under”, “As I Am”, “The Glass Prision” o “The Ytse Jam”, por mencionar algunas, y claro en un show de tres horas yo me esperaba algo así. Pero luego te pones a hacer números y te das cuenta de que el repertorio de Dream Theater es tan y tan amplio, y cuenta con tantas y tantas buenas canciones, que para escuchar un show que te dejase totalmente satisfecho, tendría que durar doce horas. Tocaba pues jornada de reflexión al día siguiente y ahí te llegas a dar cuenta de la grandeza de lo que has vivido, dudo mucho que en un espectáculo de los neoyorkinos pueda volver a disfrutar de medio “Awake” y medio “Scenes from a Memory”, yo obviamente habría substituido alguno de sus temas más recientes por alguno de los clásicos citados más arriba, pero nunca llueve al gusto de todos. Dream Theater viven en el presente y es lógico que quieran tocar en directo sus creaciones más recientes, así que mi máximo respeto por su apuesta.


Un show excelente, aunque no consiga la etiqueta de antológico como el gran “Live at Budokan”, pero sea como fuere, la próxima vez que vuelvan por aquí, a poco que la economía lo permita, los volveré a ver. Grandes, muy grandes, hoy, mañana y siempre. 

miércoles, 8 de enero de 2014

CRITICA: SYMBOLIC, Scarvest (2011)

Artista: Symbolic
Álbum: Scarvest
Estilo: Melodic Death Metal/Technical Metal
Nota: 8/10


Una banda que tiene el valor de llamarse como el mejor disco de la historia del Death Metal Técnico, merecía de forma obligada por parte del que hoy os escribe, una escucha a conciencia, a ver si el resultado estaba a la altura. Obviamente un servidor ya sabía de antemano que cualquier intento por superar la obra del genio de genios Chuck Schuldiner, iba a caer en saco roto.

Symbolic son conscientes de ello y no pretenden competir con el maestro. Su propuesta, aunque pueda contener ciertas similitudes sobretodo en cuanto a la depurada técnica que atesoran, es acorde a los tiempos que corren. Los germanos nos traen un Death Melódico fresco, cañero y técnico, ejecutado con gran destreza y profesionalidad, dejando entrever que detrás de los escasos cuarenta minutos que dura el disco hay muchas horas de esfuerzo.

“Scarvest” es un disco enérgico, vivo y con mucho gancho, donde el preciso trabajo de los dos hachas, las potentes bases rítmicas, y los variados registros vocales de Bastian Löser, que es capaz de intercalar registros más blackers con su profundo growl deather, brillan al mismo nivel. Es innegable que, como ocurre en la mayoría de los casos, el principal atractivo del disco viene de mano de unas guitarras muy técnicas, que en ningún momento se olvidan de la imprescindible melodía. Pero el resto de componentes, lejos de actuar como meros acompañantes, arropan a las seis cuerdas (o siete u ocho, hoy en día…) con esmero, consiguiendo un bloque homogéneo de mucho nivel.

Ocho temas en escasos cuarenta minutos, como marcan los cánones, a cual más atractivo y adictivo. Nos quedamos sobretodo con la inicial “Everlasting” y la final “7H8P7P5H7”, ambas poseedoras del típico riff taladra-cerebros que, una vez escuchado, queda incrustado en tu mente sin remedio de por vida. Pero os aseguro que del resto de temas no hay ni uno solo que descartar, nada de rellenos o cantazos que desentonen. Eso sí, como somos perfeccionistas hasta la saciedad, si estudiamos el disco con detenimiento podemos encontrar un único “fallo” relativo en algunos momentos. Dicha tara puede encontrarse en el hecho de que la banda pierde algo de prestaciones en los momentos en que se ponen algo más machacones o a medio tiempo, esa inspiración y gracia que tienen los riffs cuando van a todo trapo, se desvanece cuando la cosa se ralentiza. No hablamos de mediocridad en absoluto ni nada parecido, pero sí de riffs algo más sosos y predecibles que cuando las guitarras están “on fire”.


En el global “Scarvest” consigue auparse hasta el notable sin demasiados apuros, un 8 en toda regla sin lugar a dudas. Un muy buen disco, de muy fácil digestión, de los que levantan el ánimo, con unas guitarras viciantes a rabiar y una producción a la altura. Una excelente manera de pasar un buen rato escuchando metal de calidad, y a saber lo que nos traerán estos chavales en años venideros pues calidad les sobra.


CRITICA: GIGAN, Multi-Dimensional Fractal-Sorcery and Super Science (2013)

Artista: Gigan
Álbum: Multi-Dimensional Fractal-Sorcery and Super Science 
Estilo: Metal Extremo, Metal Progresivo, Avant-Garde
Nota: 8,7/10





Estimados lectores, me dirijo hoy a vosotros para presentaros el disco que cierra la trilogía de una de los mejores años que ha conocido la, eternamente underground, escena del Death Metal Técnico. Primero fueron Gorguts y su esperado “Coloreds Sands”, más tarde le tocaría el turno a Ulcerate y su asfixiante “Vermis”, y ahora cierra este terceto de piezas sublimes de metal extremo para enfermos el nuevo trabajo, de título inacabable, de los americanos Gigan, “Multi-Dimensional Fractal-Sorcery and Super Science”, ahí es nada. Tres platos fuertes de complicada elaboración y aún más difícil asimilación.

Gigan nos golpean con un metal extremo de una complejidad abrumadora, que camina sobre enrevesadas estructuras, repleto de giros inesperados, y lleno de temas prácticamente imposibles de memorizar por muchas oportunidades que les dé el oyente. Todo ello envuelto en una hipnótica atmósfera cósmico-futurista, que consigue atrapar al oyente con su oscuro magnetismo cual agujero negro del espacio sideral. Una locura extrema que parece contener cierta coherencia en sus entrañas. ¿Podemos hablar entonces de un caos controlado? Pues, aunque parezca una contradicción, yo diría que sí.

Para la ocasión, y como suele ser habitual en  discos de esta calaña, entendemos el plástico como un todo. Incluso los finales etéreo-espaciales con los que finalizan la mayoría de los cortes, obtiene una coherente continuación en el tema siguiente. Musicalmente, y para dar alguna pista más al oyente antes de enfrentarse a este monstruo atemporal, la propuesta de Gigan parece una mezcla entre el Metal Técnico Futurista de los suecos Theory in Practice, y las paranoias tecnológicas de los maestros Voivod. Cogemos ambas formaciones, las centrifugamos con energía atómica bajo la batuta de Julio Verne, y recogemos el fruto con traje anti-radioactividad para no resultar heridos. ¿Te atreves con ellos? En tus manos lo dejo valiente. Eso sí, si después de ello te salen tentáculos por los oídos o un tercer ojo en la frente, yo me eximo de toda responsabilidad, pues ya te había advertido.

Coñas aparte, hay que tener mucho estómago y un extenso bagaje dentro del metal extremo-paranoide para meterle mano a esta locura de disco. Mucha técnica, mucha tralla, mucha calidad, mucha inspiración y mucha convicción en lo que uno hace, veo yo en este enorme trabajo. El resultado final es un disco que transmite una sensación de asfixia similar a la del mencionado “Vermis” de Ulcerte, pero con la diferencia que Gigan abordan cuestiones asociadas con la ciencia y la cosmología, y eso se aprecia en la pesada atmósfera sobre la que navega todo este viaje intergaláctico-musical, que no te puedes perder si eres un ávido perseguidor de tendencias extremas que te alejen de la mediocridad redundante. La producción también echa una mano, suficientemente oscura y sucia, a la vez que nítida y no sobresaturada, vamos, exactamente lo que necesitaba un proyecto de estas características.

Un notable alto para esta burrería sonora. Y por cierto, si tienes un Almax por ahí cerca te recomiendo que te lo tomes antes de entrar en faena, de verdad que me lo vas a agradecer.

PD: Aunque la portada nos remita irremediablemente a los “Keepers” de Helloween, la propuesta de Gigan dista millones de años luz (nunca mejor dicho), de la de los “powermetaleros” germanos.

lunes, 6 de enero de 2014

CRITICA: SYNKRONIZITY, Cultivation (2012)

Artista: Synkronizity
Álbum: Cultivation
Estilo: Metal Progresivo
Nota: 9/10




Aunque soy consciente de que por estas contradas habitan varios entes eruditos del metal, si a muchos de vosotros os menciono el nombre de Tony Choy es posible que penséis que se trata de una nueva estrella de artes marciales, o del dueño del chino de la esquina. En cambio si nombro a bandas como Atheist, Pestilence o Cynic, la cosa cambia bastante. En efecto, el virtuoso bajista de origen cubano, tiene el gran honor de haber pertenecido a estas tres bandas de culto. Así que, como no podía ser de otra manera, para hablar de su nueva andadura metálica tiene que aparecer por fuerza la etiqueta de Metal Progresivo.

“Cultivation” es un disco que cae en manos de un servidor de pura casualidad, “youtubeando” en un rato muerto, y en el que decido indagar sin excesivas esperanzas. De entrada tenemos un disco que no llega a la media hora de duración, con Tony Choy arropado por un por de nombres relativamente poco relevantes como son Matt Thompson (King Diamond) a la batería, y Santiago Dobles (Aghora, Council of the Fallen, Cynic) en la guitarra. Y por un par de auténticos desconocidos en los teclados y voz, Arbise González y Grant Petty respectivamente. Será pues por el efecto sorpresa que surge cuando le metes mano a un material sin demasiado interés y a posteriori vale realmente la pena, o simplemente porque el disco es una jodida, pero un servidor no tardó demasiado en incluirlo en mi top ten de Metal Progresivo del 2012, junto a discazos como “Autotheism” de The Faceless, “Portal of I” de Ne Obliviscaris, o “Blessed He with Boils” de Xanthochroid.

Explicar lo que nos vamos a encontrar en un disco de progresivo siempre es complicado, pero en esta ocasión la tarea aún toma mayor dificultad, pues Tony Choy decide plasmar en este “Cultivation” toda la experiencia e influencias acumuladas en su paso por las bandas anteriormente mencionadas. Un exquisito cóctel cuyos ingredientes van desde dulces melodías hard rockeras, hasta pasajes realmente deathers, pasando por jazz fusión, y hasta atreviéndose con una marchosa rumba. Todo ello bien mezclado y ejecutado a través de un hilo conductor muy heavy, en ocasiones bastante deudor de los maestros Dream Theater, haciéndose la cosa más que evidente sobretodo en el sonido de los teclados.

Claro ejemplo de ello sería por ejemplo la inicial “Intent”, cuyo interludio que va del minuto 1:24 al 2:40 lo firmarían Petrucci y los suyos con los ojos cerrados. O en la siguiente “The Follower”, tema enorme que combina a la perfección momentos muchos más death, con un heavy progresivo de muchos quilates. Curiosamente me remito otra vez al mismo interludio sonoro (aproximadamente), para disfrutar de unos instantes de una genialidad abrumadora, de una melodía vocal cautivadora y unos solos para ponerse colorado.

Ya estamos calentitos y la cosa va in crescendo, con una línea de bajo salida del mismísimo “Unquestionable Presence” de Atheist, "Tight Rope” entra noventera-paranoica-agresiva, para intercalar un pequeño pasaje de jazz fusión antes de golpearnos con una demoledora cabalgada power-death-sinfónica, que te deja sin aliento. Me miro en el espejo y veo una cara de bobo que asusta, ¿pero qué cojones?... La complejidad y fusión de estilos que podemos encontrar en estos cuatro minutos y medio dejan en bragas a la mayoría de bandas de metal progresivo actuales. Corte sublime, al que le sigue la segunda JOYA con mayúsculas del disco. “Moment of Confusion” es un temazo de una calidad y buen gusto insultantes para pobres mortales como nosotros. La melodía vocal del estribillo es simplemente maravillosa, casi celestial diría yo, y la sección rítmica de Choy en dicho instante es para mear y no echar gota, un momento tan dulce como la mejor de las mieles.

Seguimos avanzando para atacar ahora con un inicio algo jazzie en “Best I Am”, antesala de un tema bastante potente en líneas generales. Dónde el desconocido Grant Petty vuelve a demostrar, cómo ya lo ha hecho en el resto de temas hasta ahora, que se mueve con la misma fluidez tanto con voces limpias cómo guturales.Pero las sorpresas no acaban aquí, turno ahora para el verdadero puntazo del disco. “Latin Breeze” se presenta como una rumba con aroma latino que firmaría el mismísimo Paco de Lucía (virtuosismo aparte). Tema que te deja perplejo a la primera escucha, pero estando por ahí el maestro Choy, ya sabes que “Impossible is Nothing”. Después de hacer palmas un rato cerramos con el tema casi homónimo “Synchronizity”, dónde simplemente cambiamos la “k” por la “ch”. Paradójicamente este sea posiblemente el tema menos excepcional del disco, pero no por ello malo ni mediocre, y no resta puntos para nada al conjunto.


Y aquí acaba este espectacular “Cultivation”, un disco que demuestra que no son necesarios interminables temas de más de diez minutos de duración, para ofrecer un excelente trabajo de metal progresivo. Bueno, eso ya hace algunas décadas que lo habían demostrado los maestros Rush, pero no está nada mal ir refrescando la memoria a las nuevas generaciones. ¿Obra maestra?, no sería descabellado pero quizás aún le falta un pelín para obtener la medalla de oro, y sin ser un “Moving Pictures”, poco le falta. Ahora te falta a ti descubrirlos y corroborarlo, yo por mi parte te animo fervientemente a ello.


CRITICA: AMORPHIS, Circle (2013)

Artista: Amorphis
Álbum: Circle
Estilo: Melodic Death/Doom/Folk
Nota: 8,2/10






Onceavo disco de estudio de la ya dilatada carrera de los finlandeses Amorphis, ilustres veteranos pese a su relativa juventud, y una de las bandas más consolidadas dentro del Metal Melódico con elementos Doom y Folk. Unos tipos que ya en su debut en 1992 con veinte añitos de promedio, apuntaban maneras, y uno ya veía que su propuesta tenía varios matices diferenciadores del resto de bandas de Death finlandés. Su segundo álbum “Tales from the Thousand Lakes” en 1994 fue el que los catapultó a la primera línea de fuego, dominada por aquel entonces de forma abrumadora por los maestros Paradise Lost, secundados por otros grandes como los vecinos suecos Tiamat o sus parientes finlandeses Sentenced.

Conforme avanzó la carrera de Amorphis su propuesta se fue suavizando, hasta tal punto que en “Tuonela” jugaban por momentos con la temeraria con la frontera que separa el metal del Modern Rock. Algo similar a la evolución que padecieron los mencionados Paradise Lost en su etapa “One Second”. Por suerte para todos la sangre no llegó al río y en 2006, coincidiendo con la entrada en la banda del espectacular cantante Tomi Joutsen, Amorphis dan un puñetazo sobre la mesa con el tremendo “Eclipse”, un equilibrado simbionte entre su primera etapa más Death y su segunda más Rock, engendrando así una obra maestra de Death Melódico que todo el que se precie debería tener en su estantería. Y de ahí en adelante no ha habido forma (por suerte) de que Amorphis bajaran el listón, cada dos añitos discazo al canto, “Silent Waters”, “Skyforger”, y “The Beginning of Times”, son trabajos enormes, que sin llegar a la excelencia del citado “Eclipse” se mueven en un notable alto.

La principal novedad de este “Circle” reside en la producción, que esta vez corre a cargo del gran Peter Tägtgren. Según los propios Amorphis, desde que se conocieron con Tägtgren en un festival de Nuclear Blast del 1994, la idea de que este se hiciera cargo de la producción de uno de sus discos siempre estuvo presente. Pero ha tenido que pasar casi una década para que esto ocurriera, y ahora falta saber si el cambio ha valido la pena. Te lo avanzo no vaya a ser que te ansíes, rotundamente sí. Los finlandeses querían recuperar parte de su crudeza “deathmetalera” de antaño, y de la mano de Tägtgren lo han conseguido. Si en anteriores entregas había temas concretos en los que la banda sonaba excesivamente “light”, en esta ocasión hasta los temas más suaves suenan descomunales. La base rítmica y sobre todo las guitarras han subido sus prestaciones, la distorsión suena mucho más abrasiva, y por el contrario los teclados han bajado su protagonismo en cuanto a llevar la voz cantante en los riffs, pero han ganado en ampulosidad. Suenan mucho más atmosféricos y parece que dominen los temas “desde arriba”, con una gran sensación de omnipresencia. Una vez explicadas las claves, vamos al disco.

“Circle” nos atrapa desde el primer corte “Shades of Gray”, donde Joutsen ruge con su fiereza característica y la densidad de la base rítmica los acerca a sus vecinos Opeth, como ya ha ocurrido en numerosas ocasiones. El estribillo es tan pegadizo y agradable como de costumbre, y esa es a mí entender una de las mayores virtudes, desde tiempos inmemorables, de los finlandeses. Una capacidad enorme para crear infinitos riffs adictivos y contagiosas melodías, pegadizos y dulces como la miel, pero a su vez sin edulcorantes artificiales, sólo siendo ellos mismos, fieles a su estilo y evolución, pasando olímpicamente del “qué dirán”. Creando un producto propio de fácil acceso, pero que esconde infinidad de matices si uno sabe escuchar más allá de su fachada melódica.

A continuación “Mission” y “The Wanderer” se perfilan como los dos temas más suaves del disco, aunque no por ello exentos de fuerza, aquí se aprecia claramente la mano de Tägtgren en la producción que os comentaba anteriormente. Mención especial para los teclados en el estribillo de “The Wanderer”, menuda gozada, sutileza a tope, como corresponde a unos maestros del Death Melódico. Seguidamente aparece “Narrow Path” como el tema más folk del disco, si en los cortes anteriores ya encontrábamos varios detalles “folkies”, es en este tema donde cobra mayor protagonismo. Y es que en su intento de sonar algo más retro, parece que los finlandeses han recuperado el gusto por el folk de sus primeros trabajos, y por suerte para todos lo administran en su justa medida, siempre sumando, ayudando a mejorar pero sin llegar a atosigar.

“Hopeless Days” arranca densa y contundente para volverse más melódica gradualmente, y es la perfecta antesala para el que es a mi entender el mejor corte del disco “Nightbird’s Song”. Un temazo feroz (entendiendo la ferocidad dentro del universo Amorphis), donde todas las facetas de la banda brillan por si solas. Mención especial para el abanico de registros vocales que nos ofrece Joutsen, sin duda el mejor fichaje que jamás pudieron hacer estos tíos. De verdad que tiene que ser un lujo contar con un cantante tan versátil, capaz de adaptarse a cualquier riff y estructura, sea agresiva o melódica, con una facilidad insultante.

“Into the Abyss” (de que me sonará a mí este título señor Tägtgren) se perfila como un corte algo diferente en sus estructuras, las voces femeninas encajan fenomenal y viene a ser el último corte digamos “fresco” viendo los dos que suenan a continuación. En “Enchanted by the Moon” y “A New Day” la épica cobra una mayor importancia si cabe. En el primero parece incluso que haya colaborado el mismísimo Tägtgren, sonando por momentos muy similar a los medios tiempos de los Hypocrisy más ampulosos, unos teclados modo “eclesiásticos” lo envuelven todo, y el tema se va volviendo gradualmente más pesado y denso, hasta finalizar el corte con una sensación cercana al Doom. Tampoco se queda atrás “A New Day”, aún más épica que la anterior si cabe, un temazo grandilocuente que cierra de forma majestuosa el disco.


Amorphis lo han vuelto a conseguir, es obvio que a estas alturas superar el “Tales From the Thousand Lakes” de su primera etapa y el “Eclipse” de la segunda, es prácticamente misión imposible, pero eso no quita que los finlandeses nos hayan vuelto a deleitar con otro fantástico trabajo de Death Melódico de marca patentada. Una apuesta segura, unos tipos que lo tienen por mano y pueden seguir haciendo grandes discos durante el tiempo que les plazca.