Algo debe pasar en Alemania, será el
clima (pero si pega mucha rasca), será la alimentación (si solo comen bratsburg
y beben birra de cebada que parece que la estés mascando en vez de bebiendo),
será su guapa presidenta (si la Merkel es un callo malcarado), sea como fuere
algo pasa por allí que al igual que no les afecta la crisis económica, parece
que jamás están en crisis de buen metal. Si no teníamos suficiente con el
notable “Unbreakable” de Primal Fear y con el excelente “Phantom Antichrist” de
Kreator, ahora toca el turno a este tremendo “21” de Rage, un verdadero clínic
de cómo hacer buen heavy metal de corte clásico adaptado a los tiempos modernos
y rozando por momentos la dureza del trash. Atrás queda definitivamente la
época orquestal que Rage ya había ido
abandonando progresivamente en sus dos anteriores trabajos, decididos a hacer
metal puro y duro, y de verdad que el resultado no podía ser mejor.
El disco arranca con una breve intro
para meternos en asunto sobre la temática conceptual del disco, un jugador
perdedor y sus consiguientes consecuencias. Como en tantas otras veces la
temática del disco no aporta demasiado y lo que realmente importa es el
despliegue sonoro que se marcan los germanos. Así pues la acción comienza de
verdad con el segundo tema que es el que da título al disco “Twenty One”,
inicio de batería acompañado por un riff contundente y al lío, un gran tema de
inicio, declaración de intenciones, muy cañero y melódico a la vez, como el
resto de la obra, aquí ya cabalga el doble bombo de André Hilgers y lo seguirá
haciendo durante el resto del disco, perfectas melodías en los estribillos y un
primer solo fresco y con un puntillo psicodélico. “Forever Dead” vuelve a
arrancar con percusión, una escala imposible y otra vez caña de la buena,
quizás el corte más duro del disco, donde Peavy incluso intenta adoptar
registros vocales algo más graves de lo habitual y de verdad que le queda
fantástico, breve pero tremendo solo. Seguimos con “Feel my pain”, solo con el
primer riff de inicio ya se te caen los pantalones al suelo, que genio
Smolski. Estribillo pegadizo de corte
clásico, rompiendo un poco con el resto del tema que suena más actual. Pasamos
a “Serial Killer”, quizás el mejor corte del disco, comienza con un grito de
terror en la noche, una escala de bajo a la que sigue un potente riff
acompañado por la voz más gutural que Peavy es capaz de poner. Este tema es un
espectáculo, el estribillo no deja de retumbar en tu cabeza y Smolski se
inventa un semi solo melódico prodigioso que se repite en dos ocasiones y que
te deja sin aliento (véase minuto 3:40), este temazo demuestra el estado de
gracia de Smolski y de la banda en general. De verdad que alucino cuando he
leído a algunos fans pidiendo que Smolski abandone el grupo, bendita ignorancia
musical.
Después de cuatro
cortes con relativa velocidad, es turno ahora para “Psycho terror” un tema algo
más cargado, quizás no sea la mejor canción del disco pero vale la pena
escucharla hasta el final, cuando Peavy y compañía acaban con guitarra acústica
y bastante cachondeo, tocando a lo cowboy en un bar del “lejano Oeste” para dar
paso a “Destiny” un trayazo enorme, con André Hilgers martilleando el doble
bombo a toda velocidad, con un estribillo melódico que le aporta el contrapunto
al tema y con el enésimo solo genial de Smolski. En “Death romantic” nos
encontramos la estructura al revés, el tema en si es más cargado y es en el
estribillo donde nos encontramos con un aumento de velocidad y con Hilgers
haciendo virguerías con los platos mientras cabalga con los pedales. “Black and
white” es un temazo de competición 100% Rage, estrofa suave, caña de la buena y
un estribillo de libro, de los que tarareas sin querer en el curro. Si vuelvo a
decir que el solo es tremendo voy a parecer repetitivo, pero es que este tío es
un monstruo ¡Que calidad, que virtuosismo, que melodía, que gancho! Solos
breves pero perfectos, para quitarse el sombrero de verdad. Nos acercamos al
final sin bajar el pistón, “Concrete wall” vuelve a moverse en unos derroteros
trash/heavy y contiene cierto regusto añejo de los inicios de Rage cuando eran
mucho más trasher que hoy en día. El breakdown es tremendo, y es que si Smolski
está fino, que decir de Peavy y Higlers, perfectos en todas las bases rítmicas.
No creo que a día de hoy haiga alguien que eche de menos a Terrana. Toca relajarse
un poco después de tal descarga musical, “Eternally” comienza como un medio
tiempo que acaba siendo una balada, Peavy sube sus agudos al máximo que le
permiten sus cuerdas vocales en el estribillo, un buen cierre para un disco
sobresaliente.
Los amantes del heavy potente están de
enhorabuena, Rage se ha sacado de la manga un discazo tremendo, combinando
heavy clásico con pinceladas de trash y con una producción impoluta. La cosa es
sencilla, los tíos son muy, muy, pero que muy buenos, y llevan muchos años
dándole. Cuando no están tan inspirados te sacan un buen disco, pero cuando les
toca la musa pueden sacar verdaderas obras maestras como este “Twenty One”.
Nota: un merecidísimo 9,5/10.
TRACKLIST:
1. House
Wins
2. Twenty
One
3. Forever
Dead
4. Feel my
Pain
5. Serial
Killer
6. Psycho
Terror
7. Destiny
8. Death
Romantic
9. Black and White
10.
Concrete Wall
11.
Eternally
LINEUP:
Peter “Peavy” Wagner (Vocals, Bass)
Victor Smolski (Guitars, Keyboards)
André Higlers (Drums)
No hay comentarios:
Publicar un comentario