sábado, 9 de febrero de 2013

JAMES LABRIE, Static Impulse (2010)



Artista: James Labrie
Álbum: Static Impulse
Estilo: Progressive/Modern Metal
Nota: 7/10




¿Os habéis preguntado alguna vez como sonaría la versión más moderna de Soilwork con una voz heavy? Pues hoy os traigo la respuesta. Cuarto disco en solitario del cantante de Dream Theater James Labrie, si bien comenzó su proyecto paralelo a Dream Theater llamándolo Mullmuzzler, bajo el cual sacó dos discos, en 2005 pasan  a llamarse directamente James Labrie. El canadiense ya quería llamar a su formación con su propio nombre desde buen inicio, pero la discográfica le aconsejó que no, y al cambiar de discográfica pues automáticamente cambio de nombre.

Y no le sentó precisamente bien el cambio de nombre a Labrie, pues su “Elements of Persuasion” de 2005 es un paso atrás importante en su carrera. La historia es que después de ofrecer un heavy progresivo, bastante similar a sus Dream Theater, en los dos primeros discos, en el tercero intenta un cambio de estilo adentrándose en las comerciales sendas del Metalcore mezclado con algo de Progresivo. El invento salió rana, y el disco es bastante flojo, no es fácil cambiar de estilo de la noche a la mañana por mucha calidad y experiencia que tengas. Pero Labrie, lejos de tirar la toalla, aprovechó el batacazo para reflexionar, aprender, cargar pilas y atacar de nuevo en 2010, con un disco que esta vez sí estaba a la altura.

Más listo que el hambre decide hacer un par de cambios en la formación que le sientan de maravilla. Por un lado substituye a Mike Mangini (que curiosamente acabaría siendo el batería de Dream Theater años después) por la bestia parda Peter Wildoer, sempiterno batería de los suecos Darkane y también un buen vocalista, como ya demostró en Non-Human Level y demuestra en este "Static Impulse". Y también le da el pasaporte al bajista Bryan Beller, que lo había acompañado en sus tres primeros discos, y ficha a Ray Riendeau conocido por su trabajo con Halford. Dos fichajes nuevos que son como un soplo de aire fresco para Labrie, aportando ganas y experiencia, consiguen que esta vez sí, la cosa funcione.
El plástico no tiene desperdicio, una interesante mezcla entre Modern Metal y Death Sueco, dominada por la voz de Labrie y combinada en ocasiones con la voz gutural de Wildoer. Un cóctel explosivo, atrevido, fresco, dinámico y con mucho gancho. Inmiscuyéndose incluso en muchos momentos en dinámicas más Metalcore, pero sin llegar a abusar de ellas. Podrá gustar más o menos, pero en su primera escucha la sorpresa es mayúscula.

El primer tema “One More Time” entra directísimo, ataque potente con Wildoer berreando como un poseso y uno se pregunta ¿dónde está Labrie? ¿Me habré equivocado de disco? Poco tarda en aparecer el canadiense haciéndose cargo del estribillo melódico del tema, que pone el contrapunto perfecto a la voz gutural de Wildoer y pasa a asumir el protagonismo. Gran inicio, un tema buenísimo de mucha pegada y con un solo de gran calidad (detalle que se irá repitiendo por suerte a lo largo del plástico).

Después de esta primera grata sorpresa seguimos por el mismo camino con el temazo “Jekyll or Hide”, tufillo total a Soilwork hasta el punto que el tema parece compuesto por el mismísimo Peter Wichers, no en vano el parecido entre esta banda y Darkane es más que notable, y seguro que Wildoer no se ha limitado solamente a tocar la batería y a cantar, sino que debe haber influido directamente en la composición de los temas. El juego entre voces limpias y guturales funciona aquí aun mejor que en anterior corte, más fluido, cantando incluso algunos pasajes a la par.

Bajamos un peldaño la velocidad y adquieren mayor importancia los teclados, que marcan la melodía a seguir en esta “Mislead”. Corte muy dinámico, con unos arranques marchosos que te hacer cabecear a la fuerza. Después del tercer solo antológico del disco, un aumento de revoluciones que sirve para cerrar el corte de forma magistral. Si bien de momento me he centrado bastante en el apartado vocal y compositivo, qué decir del trabajo de Wildoer en la batería, simplemente sensacional, de los baterías más creativos de la escena.

Suavizamos el ambiente con “Euphoric”, una semi balada preciosa, el tipo de cortes donde Labrie se mueve como pez en el agua. Y es que al César lo que es del César, a lo largo de su carrera Labrie ha conseguido ganar fans y detractores a partes iguales, ya que su tono de voz (sobre todo cuando sube en exceso los agudos) no es del agrado de todo el mundo. Pero en los temas más azucarados como este, siempre que limita esas subidas, Labrie lo borda.

Lo bueno no puede durar para siempre, y después de cuatro temas de gran nivel, el disco pierde algo de fuelle. El elemento sorpresa se desvanece en los temas siguientes, que aun siendo de gran calidad, acaban sonando excesivamente similares entre sí. La repetición de la fórmula acaba cansando y las melodías de los estribillos son demasiado parejas. De los cortes siguientes podríamos destacar por encima de la media la pegadiza “I Tried”, un corte de facilísima entrada donde los adictivos teclados te absorben ipso facto. Precisamente dichos teclados y los diversos cambios de voz de Labrie son la mejor baza del tema.

Cerramos con “Coming Home”, ahora sí baladita de lagrimita fácil. Y aquí amigo, no hay quien le tosa a Labrie, tan sencilla como agradable, rozando lo ñoño, pero te acabas rindiendo a su sutileza y elegancia, y es que en el fondo hasta el más duro de los metalheads tiene su corazoncito. 

Y hasta aquí el cuarto disco en solitario de James Labrie, un experimento relativamente arriesgado que acaba cuajando y nos hace pasar un buen rato. Y que le sirve tanto a Labrie como a nosotros para salir de la monotonía habitual.

Dos temitas para haceros una idea:



Temas:


1. One More Time

2. Jekyll or Hyde

3. Mislead

4. Euphoric

5. Over the Edge

6. I Need You

7. Who You Think I Am

8. I Tried

9. Just Watch Me

10. This Is War

11. Superstar

12. Coming Home


Formación:

James Labrie: Voz
Peter Wildoer: Batería, voces guturales
Ray Riendeau: Bajo
Marco Sfogli: Guitarra
Matt Guillory: Teclados












































































































































































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