Artista: Áspid
Álbum: Imágenes de Dolor
Estilo: Thrash/Groove
Nota: 10/10
Posiblemente,
dentro de la historia del metal español, jamás haya habido una época dorada
como tal. Pero bien es cierto, que ha habido etapas, en las que la cantidad de
bandas de nivel, ha sido más que notable. En esta ocasión voy a hablaros de un
periplo de muchos quilates, que comprende desde inicio de los noventa, hasta
pasado el ecuador de dicha década.
En
estos productivos seis años, nos encontramos con Sociedad Alcohólica, y su
Hardcore/Thrash reivindicativo, como banda más conocida, con su disco homónimo
(su particular Black Album), el “Y ese que tanto…”, y el posterior “Ratas”, no
había adolescente que se librase de la sudadera con gnomos. Hamlet y su intento de
traer a la península el Groove más machacón y saltarín, también funcionan de
maravilla, con “Sanatorio de muñecos” y “Revolución 12.111”, los directos
altamente adrenalíticos estaban asegurados. Y posiblemente, los terceros en
discordia, fueron Áspid, practicantes de un Thrash/Groove de alta calidad, y
que después de su gran maqueta “Oscura Reflexión” en 1989, lo petaron con este
“Imágenes de Dolor” y el posterior “Energía Interior”. Y la cosa no acaba aquí,
pues el listado de buenas bandas es tremendo, Beer Mosh, Nopresión, Ktulu,
Trauma, Speereth, Pulmons Negres, Onassi’s Day, y los primeros Koma, son
algunas de ellas.
Y
lo mejor de todo no era solamente la cantidad de buenas bandas nacionales, si
no la asiduidad con la que uno podía disfrutar de sus directos. De todas las
mencionadas, solo me quedaron por ver Trauma y Nopresión, y hablamos de una
época en que el menda en cuestión, ni si quiera tenía la edad suficiente para
disponer de vehículo propio. Bueno, tenía mi Derbi Variant trucada, pero la distancia
límite abarcaba unos treinta kilómetros (ida y vuelta), antes de quedarse sin
gasolina, jeje. Pero siempre había un padre o un hermano mayor dispuesto a
echarnos un cable (mi más sincera gratitud a todos ellos).
Era
espectacular ver como, en cualquier fiesta mayor de un pueblucho
semidesconocido, podía uno encontrarse un cartel con S.A., Áspid, y Pulmons
Negres, al módico precio de mil pesetillas. Y a veces ni eso, pues era el
ayuntamiento el que pagaba al grupo en
cuestión. Apenas existía Internet, la publicidad funcionaba a base de carteles
enganchados en tablones de anuncios y buzones de correos, pero resulta que los
conciertos estaban siempre llenos. La muchedumbre heavy underground siempre se
las ha apañado para comunicarse, con señales de humo si quieres, pero te
acababas enterando. Todo aquello acabó, ahora en las fiestas de pueblo, te
traen una panda de mediocres haciendo versiones de lo que más suena en la
radio. Éxitos de ayer y de hoy, menuda bazofia. Y eso en el mejor de los casos,
pues la segundo opción es sesión de DJs, vamos, suicidio total.
Y
en todo ese periplo de tiempo, que uno recuerda con nostalgia como la mejor
etapa de su vida hasta el momento, mi grupo preferido por excelencia y del que
pude disfrutar en mayor número de ocasiones, fueron los gerundenses Áspid. Un
grupo de una calidad enorme, cosa que se hacía más que evidente en sus
directos, descargando su material de una forma tan nítida y eficiente, que en
ocasiones uno pensaba que estaban haciendo playback.
Al
mando de las operaciones los hermanos Rafa y Javi Garrigós, batería y bajo
respectivamente. Sin duda la columna vertebral de la banda, pues ambos se
ocupaban de la base rítmica y de qué manera. Rafa, sin ser un virtuoso, clavaba
los tiempos que daba gusto y sabía llenar perfectamente los temas sin necesidad
de ritmos imposibles, simplemente con mucha imaginación y creatividad en sus
composiciones. Y lo de Javi y su bajo con sonido extra metálico es caso aparte,
jamás he escuchado otra banda en mi “historia” como metalhead, donde el bajo
tenga una presencia e importancia tan acusada, brillando al mismo nivel o
incluso más que el resto de instrumentos.
Completaban
la formación el ex cantante de Sangtraït (la mejor banda de heavy/rock catalán
que ha parido madre) Marc González, y el guitarrista Jordi Solé. Marc se erigió
como uno de los mejores cantantes (dentro del estilo) que jamás haya habido en
la península, capaz de combinar su enorme vozarrón grave con unos agresivos y
rasgados agudos, en una onda muy similar al Phil Anselmo del “Cowboys from
Hell”. Bueno, la verdad es que hay varias similitudes más con los tejanos,
tanto a nivel musical como a nivel estético (Marc incluso se hizo una cresta a
lo Anselmo), pero es que por aquel entonces no había Dios que escapase a la
influencia de Pantera. Y Jordi Solé era la guinda del pastel, recordado sobre
todo por la calidad de sus solos, siempre acertados, siempre en concordancia
con el tema en cuestión.
Otra
baza muy a tener en cuenta con Áspid, es
la calidad de sus letras. Protestar contra todo diciendo “políticos mamones que
nos tocan los cojones, ofreciendo un futuro que no vale ni un duro” está al
alcance de cualquier mediocre, pero Áspid está en otro nivel. Sus letras
abarcan desde temática social, hasta los sentimientos más profundos del ser
humano, y lo hacen siempre con una brillantez enorme, con unos textos claros y
directos en ocasiones, y más metafóricos en otras, pero sin recurrir jamás al
insulto barato barriobajero.
Visto
esto vamos al disco, difícil lo tenemos si me tengo que entretener tema por
tema, pues me parece que la reseña se iba a alargar demasiado, ya que
absolutamente todos los cortes son excelentes. Ningún tema de relleno, diez
temazos encadenados con la virtud de que todos quedarán grabados en tu mente de
por vida. Cortes muy “thrashers” como la inicial “Imágenes de Dolor” (temazo
mega adictivo que narra los horrores de la guerra), la potentísima “Hacia dónde
vais” (un patadón en la boca a los putos neonazis), y la apisonadora “Mentiras”
(todo un ejercicio de buen Thrash con pegada y pelotas).
Otros
cortes se mueven en una dinámica más machacona, aunque no por ellos están faltos
de energía (otra de las cosas aprendidas de Pantera). “Juego Sucio” (dinámica y
original a partes iguales), “Rómpelo” (machacona, con un bajo soberbio y un
final enrabietado), o “Vidas Vacías” (muy densa, más cercana a los maestros
Sepultura en fase Chaos A.D.), son claro ejemplo de ello.
Pero
todo gran disco tiene su joya de la corona, y en este caso dicho honor recae
para la magnífica “Hundido”, toda una obra de arte tanto a nivel musical como
en su elaboradísima letra. Un juego constante entre partes lentas y arranques
viscerales, dotan al corte un contraste de sensaciones indescriptible. Cierre
con “Toneladas de Fe” una canción hecha para estar la última sí o sí.
Áspid
supo traer a la península ese Thrash/Groove de calidad del que tan faltos
andábamos por estos lares. Claramente influenciados por los súper clase Pantera
y Sepultura, dos bandas que por aquel entonces arrasaban en el panorama
metálico del momento, atreviéndose a hacer temblar la hegemonía de los cuatro
grandes que posteriormente serían llamados “Big Four”. Lo mejor de Áspid es
que, aunque influenciados, jamás sonaron a copia ni plagio, de ahí su grandeza
y grato recuerdo que siento por ellos.
Para
la puntuación de hoy pido valorar este disco dentro de la escena española de
aquel entonces, y sin dudarlo un segundo le casco un diez como un templo. Nota más que merecida para
esta maravilla de los de Castellfollit de la Roca.
PD:
De verdad que he disfrutado tanto escribiendo esta reseña, y degustando de
nuevo esta obra magna, que me voy a tener que replantear el desempolvar más a
menudo mis “joyas de instituto”.
Y aquí os dejo estos dos temazos:
Formación:
Javi Garrigós: Bajo
Rafa Garrigós: Batería
Marc González: Voz
Jordi Solé: Guitarra
Temas:
1. | Imágenes de Dolor | ||
2. | Juego Sucio | ||
3. | Hacia Dónde Váis | ||
4. | Rómpelo | ||
5. | Hundido | ||
6. | Mentira | ||
7. | Vidas Vacías | ||
8. | El Cerco se Estrecha | ||
9. | Réquiem (Por tí) | ||
10. | Toneladas de Fe | ||