Artista: Watain
Álbum: The Wild Hunt
Estilo: Black Metal/Melodic Black Metal
Nota: 8/10
Álbum: The Wild Hunt
Estilo: Black Metal/Melodic Black Metal
Nota: 8/10
¿Evolución,
madurez o asalto comercial? No es demasiado habitual comenzar una reseña
haciéndose esta pregunta, pero esas fueron las dudas que asaltaron al que hoy
escribe después de la primera escucha del nuevo trabajo de Watain “The Wild
Hunt”, por diversos factores que intentaré ir desglosando a lo largo de este
escrito. Los suecos Watain vuelven a la carga con el que sin duda va a ser el
disco de su carrera de mayor controversia, un trabajo que agradará a muchos,
que les hará ganar nuevos adeptos y que puede enojar a cierto sector más “true”
de seguidores. Cierto es también que Watain han llegado a un punto de su
carrera en que gracias al respeto conseguido con sus anteriores trabajos, ya
pueden permitirse el lujo de orientar su carrera hacia donde más les plazca sin
tener que justificarse ante nadie.
La
verdad es que tampoco hace falta ser alarmista, no estamos hablando de ningún
giro de ciento ochenta grados, y además al buen seguidor de los suecos, este
movimiento tampoco debe resultarle excesivamente sorprendente, pues es algo que
hasta cierto punto era previsible. No en vano siempre fueron considerados como
los nuevos Dissection, y sus compañeros de armas, dentro de su propuesta Black,
siempre incluyeron muchísima melodía y cantidad de detalles afines al Heavy
tradicional.
Después
de escuchar el disco un buen número de veces y reflexionar un poquito, uno
puede responder a la pregunta del principio haciendo uso de las tres
posibilidades planteadas. “The Wild Hunt” es el claro reflejo de la evolución y
madurez tanto personal como musical, de unos chavales que con apenas veinte
años ya sorprendieron al sector Black su disco debut “Rabid Death’s Curse”. Un
trabajo rabioso y rebelde, con una horrible producción y con un Hakan Jonsson
que tenía unos problemas terribles para clavar los tempos. Pero el disco
desprendía una energía y visceralidad que únicamente pueden generar las
hormonas de un adolescente cabreado con el mundo, y les valió para conquistar
el corazón negro de los seguidores más “trues”. De ahí en adelante cada disco
fue un pequeño paso en su progresión, y ahora, pasada ya la barrera de los
treinta, definitivamente han decidido bajar pistonada.
En
cuanto a la tercera posibilidad, la cosa está clara. Por mucho rollo que nos
quiera vender el señor Erik Danielsson sobre la lealtad de la banda a la
filosofía del Black Metal, el corpse paint pertinente, los pinchos, el cuero,
las tachuelas, las fotos con serpientes, y demás “truismos” varios, al final lo
que acaba siendo importante es lo que mueve este jodido mundo, que es sin duda
el dinero. Y Watain son más que conscientes que con este disco aumentan
considerablemente las posibilidades de abarcar un mayor número de público, y
por ende, de ganar más dinero. Solo hay que ver el nivel de marketing alcanzado
con el lanzamiento de este nuevo trabajo (camiseta de regalo para los primeros
cincuenta compradores del disco, una edición limitada Box Set con dos 7”,
tapete de altar, postales, pin y no sé cuantas chorradas más). Y una cosa no debe estar reñida con la otra,
que una banda pase a ser más accesible por así decirlo no implica que el
material en cuestión sea malo. Para muchos el “Countdown to Extinction” de
Megadeth es una obra maestra, y supuso un bajón de revoluciones considerable
respecto a su anterior “Rust in Peace”.
La
atmósfera lúgubre en los trabajos de Watain siempre ha sido una constante, y
tiene su mérito pues ya sabemos lo reacios que son los suecos a utilizar
teclados, orquestaciones o cualquier otra “ayuda” para conseguirlo (aunque en
este disco se les escapan algunas). En esta ocasión la intro inicial “Night
Vision” se encarga de dicha tarea con muy buen resultado, y eso que el tema en
sí no es ninguna proeza, pero consigue meternos de lleno en el universo oscuro
de Watain. Acto y seguido aparece el primer trallazo del disco “De Profundis”,
riff asesino, explosión y a darle cera, tema completito, con muy buenas
guitarras y que sirve para darnos cuenta de que la producción del disco está
más cuidada que en entregas anteriores, siguen sonando crudos y Old, pero los
instrumentos se oyen con una nitidez que no habían conseguido hasta la fecha.
Espero
que el anterior corte os haya cundido, pues van a tener que pasar unos cuantos
temas hasta encontrar un trallazo de similares características. Las siguientes
“Black Flames March” y “All That May Bleed” se mueven en unas constantes menos
veloces, cercanas al medio tiempo, intentando conseguir la intensidad a través
de atosigadores riffs estirados y los juegos de voces de Danielsson, sin duda
me parece mucho mejor el segundo corte que el primero, mucho más dinámico, con
una escala que cuando sube pone los pelos de punta, y unas líneas de bajo muy
potenciadas que quedan de cine.
“The
Child Must Die” es un tema sorprendente, posiblemente el momento clave donde
comienza el giro sonoro del disco. Arranca con un riff muy heavy sustentado en
una cabalgada de doble bombo más propia del Power que del Black. El tema va
intercalando compases más lentos con nuevos ataques de batería, siempre con una
línea melódica que posee mucho gancho, y nos va preparando el cuerpo para el
que es sin duda el “sorpresón” del disco, la balada “They Rode On”. Sí, sí,
habéis leído bien, una balada en toda regla, sin esconderse, ni medios tiempos
ni ostias, y con Danielsson cantando el tema íntegramente con voces limpias.
Ahora viene cuando tendría que deciros que el tema en sí llega a lo más
profundo del alma…que es fría y cálida a la vez…y otras ascensiones del
espíritu, pero que queréis que os diga, sinceramente pienso que es un corte que
se queda a medio camino. El tema tiene su aura mística, un rollete melódico que
me recuerda bastante a “Children of the Damned” de Iron Maiden, pero creo que
hay un par de errores. Primero su excesiva duración (casi nueve minutos), y
segundo pienso que al igual deberían haber buscado una colaboración en las
voces para el tema en cuestión, pues la voz de Danielsson no es que sea
precisamente prodigiosa. Sin duda este será uno de los cortes del disco que más
va a dar que hablar.
Tal
y como era de esperar, después de tal afrenta Watain ataca con el segundo
trallazo del plástico “Sleepless Evil”. Que ya entra de buen inicio con un
blast beast a palo seco al que se le irán uniendo el resto de instrumentos.
Tema certero, macarra, hardcore de inicio, con interludio pausado pasado el
horizonte y posterior solo salvaje. El corte en sí no es nada del otro mundo y
acaba convirtiéndose en una frontera obligada entre la balada anterior y “The
Wild Hunt”, que acaba siendo una especie de segunda balada embutida en el
cuerpo de un medio tiempo, incluso en algunos momentos las guitarras son tan
similares a “They Rode On” que a uno le parece estar escuchando la continuación
de dicho tema. Eso sí, el final con guitarra española queda cojonudo.
Y
después de tanto adormecimiento llega uno de los cortes más interesante del
disco, “Outlaw” entra fresca y dinámica, con cierto aire modernete, propio de
bandas como Dimmu Borgir o Old Man’s Child. Poco tarda en embalarse, y al final
acaba descubriéndose como una gran pastilla de anfetaminas que sirve para
reactivarnos un poquito. Y de verdad que nos va a hacer falta, pues el
siguiente tema “Ignem Veni Mittere” es puramente instrumental, y brilla mucho
más por su melodía que no por su fuerza y velocidad. Encontraremos consuelo
pues en el último corte del disco “Holocaust Dawn”, que a modo de resumen
contiene un poquito de todo, partes algo más veloces combinadas con buenas
dosis de melodía y acertados pasajes cargantes aguantados con el incombustible
doble bombo de Hakan.
“The
Wild Hunt” va a ser sin duda el disco de la discordia, convencido estoy de que
algunos lo ensalzarán como la quinta esencia del Black Metal y otros lo
catalogarán como el principio del fin de Watain. Yo por mi parte me mantengo de
forma prudente en un término medio, creo que es un buen trabajo, disfrutable,
pero que en algunos momentos se hace algo tedioso. Personalmente valoro mucho
el empeño, ahínco y dedicación de estos chicos, que sin ser ningunos genios han
conseguido perfilarse como una de las bandas más reputadas de la escena
blackmetalera actual, aunque no sé hasta qué punto han ganado tal
reconocimiento por la calidad de sus trabajos o por lo huérfana que anda la
escena Black actual de buenas formaciones.
Aquí os dejo con uno de los temas que mejor define este cambio de rumbo, "All That My Bledd", a medio camino entre lo agresivo y su lado más melódico/heavy:
Aquí os dejo con uno de los temas que mejor define este cambio de rumbo, "All That My Bledd", a medio camino entre lo agresivo y su lado más melódico/heavy:
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