jueves, 2 de agosto de 2012

Rage, Twenty One (21), (2012)


        Algo debe pasar en Alemania, será el clima (pero si pega mucha rasca), será la alimentación (si solo comen bratsburg y beben birra de cebada que parece que la estés mascando en vez de bebiendo), será su guapa presidenta (si la Merkel es un callo malcarado), sea como fuere algo pasa por allí que al igual que no les afecta la crisis económica, parece que jamás están en crisis de buen metal. Si no teníamos suficiente con el notable “Unbreakable” de Primal Fear y con el excelente “Phantom Antichrist” de Kreator, ahora toca el turno a este tremendo “21” de Rage, un verdadero clínic de cómo hacer buen heavy metal de corte clásico adaptado a los tiempos modernos y rozando por momentos la dureza del trash. Atrás queda definitivamente la época orquestal que Rage ya  había ido abandonando progresivamente en sus dos anteriores trabajos, decididos a hacer metal puro y duro, y de verdad que el resultado no podía ser mejor.
        El disco arranca con una breve intro para meternos en asunto sobre la temática conceptual del disco, un jugador perdedor y sus consiguientes consecuencias. Como en tantas otras veces la temática del disco no aporta demasiado y lo que realmente importa es el despliegue sonoro que se marcan los germanos. Así pues la acción comienza de verdad con el segundo tema que es el que da título al disco “Twenty One”, inicio de batería acompañado por un riff contundente y al lío, un gran tema de inicio, declaración de intenciones, muy cañero y melódico a la vez, como el resto de la obra, aquí ya cabalga el doble bombo de André Hilgers y lo seguirá haciendo durante el resto del disco, perfectas melodías en los estribillos y un primer solo fresco y con un puntillo psicodélico. “Forever Dead” vuelve a arrancar con percusión, una escala imposible y otra vez caña de la buena, quizás el corte más duro del disco, donde Peavy incluso intenta adoptar registros vocales algo más graves de lo habitual y de verdad que le queda fantástico, breve pero tremendo solo. Seguimos con “Feel my pain”, solo con el primer riff de inicio ya se te caen los pantalones al suelo, que genio Smolski.  Estribillo pegadizo de corte clásico, rompiendo un poco con el resto del tema que suena más actual. Pasamos a “Serial Killer”, quizás el mejor corte del disco, comienza con un grito de terror en la noche, una escala de bajo a la que sigue un potente riff acompañado por la voz más gutural que Peavy es capaz de poner. Este tema es un espectáculo, el estribillo no deja de retumbar en tu cabeza y Smolski se inventa un semi solo melódico prodigioso que se repite en dos ocasiones y que te deja sin aliento (véase minuto 3:40), este temazo demuestra el estado de gracia de Smolski y de la banda en general. De verdad que alucino cuando he leído a algunos fans pidiendo que Smolski abandone el grupo, bendita ignorancia musical.
Después de cuatro cortes con relativa velocidad, es turno ahora para “Psycho terror” un tema algo más cargado, quizás no sea la mejor canción del disco pero vale la pena escucharla hasta el final, cuando Peavy y compañía acaban con guitarra acústica y bastante cachondeo, tocando a lo cowboy en un bar del “lejano Oeste” para dar paso a “Destiny” un trayazo enorme, con André Hilgers martilleando el doble bombo a toda velocidad, con un estribillo melódico que le aporta el contrapunto al tema y con el enésimo solo genial de Smolski. En “Death romantic” nos encontramos la estructura al revés, el tema en si es más cargado y es en el estribillo donde nos encontramos con un aumento de velocidad y con Hilgers haciendo virguerías con los platos mientras cabalga con los pedales. “Black and white” es un temazo de competición 100% Rage, estrofa suave, caña de la buena y un estribillo de libro, de los que tarareas sin querer en el curro. Si vuelvo a decir que el solo es tremendo voy a parecer repetitivo, pero es que este tío es un monstruo ¡Que calidad, que virtuosismo, que melodía, que gancho! Solos breves pero perfectos, para quitarse el sombrero de verdad. Nos acercamos al final sin bajar el pistón, “Concrete wall” vuelve a moverse en unos derroteros trash/heavy y contiene cierto regusto añejo de los inicios de Rage cuando eran mucho más trasher que hoy en día. El breakdown es tremendo, y es que si Smolski está fino, que decir de Peavy y Higlers, perfectos en todas las bases rítmicas. No creo que a día de hoy haiga alguien que eche de menos a Terrana. Toca relajarse un poco después de tal descarga musical, “Eternally” comienza como un medio tiempo que acaba siendo una balada, Peavy sube sus agudos al máximo que le permiten sus cuerdas vocales en el estribillo, un buen cierre para un disco sobresaliente.
        Los amantes del heavy potente están de enhorabuena, Rage se ha sacado de la manga un discazo tremendo, combinando heavy clásico con pinceladas de trash y con una producción impoluta. La cosa es sencilla, los tíos son muy, muy, pero que muy buenos, y llevan muchos años dándole. Cuando no están tan inspirados te sacan un buen disco, pero cuando les toca la musa pueden sacar verdaderas obras maestras como este “Twenty One”.

        Nota: un merecidísimo 9,5/10.

TRACKLIST:
1.      House Wins
2.      Twenty One
3.      Forever Dead
4.      Feel my Pain
5.      Serial Killer
6.      Psycho Terror
7.      Destiny
8.      Death Romantic
9.      Black and White
10.      Concrete Wall
11.      Eternally

LINEUP:
Peter “Peavy” Wagner      (Vocals, Bass)
Victor Smolski                (Guitars, Keyboards)
André Higlers                  (Drums)

  

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