sábado, 26 de enero de 2013

ASPID, Imágenes de Dolor (1994)



Artista: Áspid
Álbum: Imágenes de Dolor
Estilo: Thrash/Groove
Nota: 10/10


Posiblemente, dentro de la historia del metal español, jamás haya habido una época dorada como tal. Pero bien es cierto, que ha habido etapas, en las que la cantidad de bandas de nivel, ha sido más que notable. En esta ocasión voy a hablaros de un periplo de muchos quilates, que comprende desde inicio de los noventa, hasta pasado el ecuador de dicha década.

En estos productivos seis años, nos encontramos con Sociedad Alcohólica, y su Hardcore/Thrash reivindicativo, como banda más conocida, con su disco homónimo (su particular Black Album), el “Y ese que tanto…”, y el posterior “Ratas”, no había adolescente que se librase de la  sudadera con gnomos. Hamlet y su intento de traer a la península el Groove más machacón y saltarín, también funcionan de maravilla, con “Sanatorio de muñecos” y “Revolución 12.111”, los directos altamente adrenalíticos estaban asegurados. Y posiblemente, los terceros en discordia, fueron Áspid, practicantes de un Thrash/Groove de alta calidad, y que después de su gran maqueta “Oscura Reflexión” en 1989, lo petaron con este “Imágenes de Dolor” y el posterior “Energía Interior”. Y la cosa no acaba aquí, pues el listado de buenas bandas es tremendo, Beer Mosh, Nopresión, Ktulu, Trauma, Speereth, Pulmons Negres, Onassi’s Day, y los primeros Koma, son algunas de ellas.

Y lo mejor de todo no era solamente la cantidad de buenas bandas nacionales, si no la asiduidad con la que uno podía disfrutar de sus directos. De todas las mencionadas, solo me quedaron por ver Trauma y Nopresión, y hablamos de una época en que el menda en cuestión, ni si quiera tenía la edad suficiente para disponer de vehículo propio. Bueno, tenía mi Derbi Variant trucada, pero la distancia límite abarcaba unos treinta kilómetros (ida y vuelta), antes de quedarse sin gasolina, jeje. Pero siempre había un padre o un hermano mayor dispuesto a echarnos un cable (mi más sincera gratitud a todos ellos).

Era espectacular ver como, en cualquier fiesta mayor de un pueblucho semidesconocido, podía uno encontrarse un cartel con S.A., Áspid, y Pulmons Negres, al módico precio de mil pesetillas. Y a veces ni eso, pues era el ayuntamiento el que  pagaba al grupo en cuestión. Apenas existía Internet, la publicidad funcionaba a base de carteles enganchados en tablones de anuncios y buzones de correos, pero resulta que los conciertos estaban siempre llenos. La muchedumbre heavy underground siempre se las ha apañado para comunicarse, con señales de humo si quieres, pero te acababas enterando. Todo aquello acabó, ahora en las fiestas de pueblo, te traen una panda de mediocres haciendo versiones de lo que más suena en la radio. Éxitos de ayer y de hoy, menuda bazofia. Y eso en el mejor de los casos, pues la segundo opción es sesión de DJs, vamos, suicidio total.  

Y en todo ese periplo de tiempo, que uno recuerda con nostalgia como la mejor etapa de su vida hasta el momento, mi grupo preferido por excelencia y del que pude disfrutar en mayor número de ocasiones, fueron los gerundenses Áspid. Un grupo de una calidad enorme, cosa que se hacía más que evidente en sus directos, descargando su material de una forma tan nítida y eficiente, que en ocasiones uno pensaba que estaban haciendo playback.

Al mando de las operaciones los hermanos Rafa y Javi Garrigós, batería y bajo respectivamente. Sin duda la columna vertebral de la banda, pues ambos se ocupaban de la base rítmica y de qué manera. Rafa, sin ser un virtuoso, clavaba los tiempos que daba gusto y sabía llenar perfectamente los temas sin necesidad de ritmos imposibles, simplemente con mucha imaginación y creatividad en sus composiciones. Y lo de Javi y su bajo con sonido extra metálico es caso aparte, jamás he escuchado otra banda en mi “historia” como metalhead, donde el bajo tenga una presencia e importancia tan acusada, brillando al mismo nivel o incluso más que el resto de instrumentos.

Completaban la formación el ex cantante de Sangtraït (la mejor banda de heavy/rock catalán que ha parido madre) Marc González, y el guitarrista Jordi Solé. Marc se erigió como uno de los mejores cantantes (dentro del estilo) que jamás haya habido en la península, capaz de combinar su enorme vozarrón grave con unos agresivos y rasgados agudos, en una onda muy similar al Phil Anselmo del “Cowboys from Hell”. Bueno, la verdad es que hay varias similitudes más con los tejanos, tanto a nivel musical como a nivel estético (Marc incluso se hizo una cresta a lo Anselmo), pero es que por aquel entonces no había Dios que escapase a la influencia de Pantera. Y Jordi Solé era la guinda del pastel, recordado sobre todo por la calidad de sus solos, siempre acertados, siempre en concordancia con el tema en cuestión.

Otra baza  muy a tener en cuenta con Áspid, es la calidad de sus letras. Protestar contra todo diciendo “políticos mamones que nos tocan los cojones, ofreciendo un futuro que no vale ni un duro” está al alcance de cualquier mediocre, pero Áspid está en otro nivel. Sus letras abarcan desde temática social, hasta los sentimientos más profundos del ser humano, y lo hacen siempre con una brillantez enorme, con unos textos claros y directos en ocasiones, y más metafóricos en otras, pero sin recurrir jamás al insulto barato barriobajero.

Visto esto vamos al disco, difícil lo tenemos si me tengo que entretener tema por tema, pues me parece que la reseña se iba a alargar demasiado, ya que absolutamente todos los cortes son excelentes. Ningún tema de relleno, diez temazos encadenados con la virtud de que todos quedarán grabados en tu mente de por vida. Cortes muy “thrashers” como la inicial “Imágenes de Dolor” (temazo mega adictivo que narra los horrores de la guerra), la potentísima “Hacia dónde vais” (un patadón en la boca a los putos neonazis), y la apisonadora “Mentiras” (todo un ejercicio de buen Thrash con pegada y pelotas).

Otros cortes se mueven en una dinámica más machacona, aunque no por ellos están faltos de energía (otra de las cosas aprendidas de Pantera). “Juego Sucio” (dinámica y original a partes iguales), “Rómpelo” (machacona, con un bajo soberbio y un final enrabietado), o “Vidas Vacías” (muy densa, más cercana a los maestros Sepultura en fase Chaos A.D.), son claro ejemplo de ello.

Pero todo gran disco tiene su joya de la corona, y en este caso dicho honor recae para la magnífica “Hundido”, toda una obra de arte tanto a nivel musical como en su elaboradísima letra. Un juego constante entre partes lentas y arranques viscerales, dotan al corte un contraste de sensaciones indescriptible. Cierre con “Toneladas de Fe” una canción hecha para estar la última sí o sí.

Áspid supo traer a la península ese Thrash/Groove de calidad del que tan faltos andábamos por estos lares. Claramente influenciados por los súper clase Pantera y Sepultura, dos bandas que por aquel entonces arrasaban en el panorama metálico del momento, atreviéndose a hacer temblar la hegemonía de los cuatro grandes que posteriormente serían llamados “Big Four”. Lo mejor de Áspid es que, aunque influenciados, jamás sonaron a copia ni plagio, de ahí su grandeza y grato recuerdo que siento por ellos.

Para la puntuación de hoy pido valorar este disco dentro de la escena española de aquel entonces, y sin dudarlo un segundo le casco un diez  como un templo. Nota más que merecida para esta maravilla de los de Castellfollit de la Roca.

PD: De verdad que he disfrutado tanto escribiendo esta reseña, y degustando de nuevo esta obra magna, que me voy a tener que replantear el desempolvar más a menudo mis “joyas de instituto”.

Y aquí os dejo estos dos temazos:


Formación:

Javi Garrigós: Bajo
Rafa Garrigós: Batería
Marc González: Voz
Jordi Solé: Guitarra

Temas:  
 

1. Imágenes de Dolor

2. Juego Sucio

3. Hacia Dónde Váis

4. Rómpelo

5. Hundido

6. Mentira

7. Vidas Vacías

8. El Cerco se Estrecha

9. Réquiem (Por tí)

10. Toneladas de Fe

 



 

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