sábado, 31 de agosto de 2013

CRITICA: GOJIRA, The Way of All Flesh, (2008)

Artista: Gojira
Álbum: The Way of All Flesh
Género:Progressive/Groove/Death Metal
Nota: 9,5/10





Vamos hoy a por la banda francesa de metal, que más reconocimiento tiene a día de hoy.  Nada fácil lo tuvieron estos chavales en sus inicios, comenzaron su andadura metálica en 1996 bajo el nombre de Godzilla, que posteriormente tuvieron que cambiar a Gojira por problemas legales. Cuatro maquetas como Godzilla, hasta que en 2001 consiguen publicar su primer larga durada, “Terra Incognita”, ya bajo el nombre de Gojira. Su segundo trabajo “The Link”, obra de culto en el underground, les valió el contrato con Listenable Records para ediciones futuras.

Desde entonces, cada nuevo trabajo ha supuesto un paso adelante en su carrera, tanto a nivel de popularidad y reconocimiento, como en su personal evolución musical, que de momento, parece no tener límites.  Elegir un disco para presentar a los galos en el portal, se me ha hecho harto difícil, pues todos sus trabajos hasta la fecha son de un nivel extraordinario. Posiblemente el disco más aclamado de los franceses, y  el que los puso definitivamente al frente de las nuevas formaciones de metal, fue “From Mars to Sirius” en 2005., aunque quizás “The Way of All Flesh” es el disco más completo y complejo de los galos. En él podemos encontrar todavía la potencia y energía de sus primeros discos, combinada con toda su locura progresiva, y sus cada vez más evidentes influencias Sludge. Así pues, si te gusta este disco, te gustará toda su discografía.   

Como pilares del cuarteto tenemos a los hermanos Joe (voz y guitarra) y Mario (batería) Duplantier. Combo digno sucesor de los hermanos Cavalera, y es que viendo el material que desarrollan, uno está convencido de que en su casa tienen la discografía completa de los brasileños. Tal es la simbiosis, que incluso Joe participó como bajista y guitarra, en el disco “Inflikted” de Cavalera Conspiracy. Acabamos el line up con Christian Andreu a la guitarra, y Jean-Michel Labadie al bajo. Posiblemente una de las claves del sonido tan compacto y personal de la banda, sea el hecho de que mantienen la misma formación desde su creación.

Definir el sonido de Gojira utilizando las etiquetas habituales dentro del metal, se me antoja complicado. Los franceses beben de muchas fuentes distintas, digieren, y luego vomitan un veneno dulce con denominación de origen. Harto estoy de escuchar que en el metal todo está inventado, y no estoy del todo de acuerdo, puede que todas las bases estén sentadas, y que los mejores discos de algunos géneros en concreto ya estén hechos, y jamás se superarán. Pero siempre hay alguien dispuesto a evolucionar, ya sea dando la vuelta de tuerca a un estilo, o mezclando varios de ellos para conseguir dicho propósito.

Gojira pertenecen a esa estirpe, a esa movida auténtica y cabezona que hace lo que le sale de los mismísimos, pasando de presiones de discográficas, de comentarios de los fans, o número de copias vendidas. Dream Theater, Nevermore, Pantera, Opeth, Symphony X, Death, Mastodon, etc. “Aquí está mi material, o lo tomas o lo dejas, lo hago así porque quiero y porque a mí me gusta así, y voy a evolucionar hacia donde me interese, digas lo que digas tú y el resto del planeta”. Valga decir que este tipo de bandas, tienen la “virtud” de que la gente o los venera, o los odia, no suelen haber medias tintas con propuestas tan singulares. Para mí son unos putos genios, tú ya me dirás el que.

Con ahínco y tesón han conseguido una de las cosas más difíciles para un grupo hoy en día, y es tener un sonido propio y auténtico. A los pocos segundo de un tema, uno ya sabe perfectamente que se trata de Gojira, y eso es muy, pero que muy meritorio en los tiempos que corren, donde la mayoría de bandas que están englobadas dentro de un mismo estilo, suenan igual. Véase que la mayoría están producidas por el productor de moda de turno, y grabas en el los mismos estudios.

Gojira está por encima del bien y del mal, su música es una fusión entre el Death Metal de los Morbid Angel más contundentes y densos (véase etapa Gateways to Anihilation), la versión más Groove de los geniales Pantera y Machine Head (ambos consiguieron demostrar al mundo, que se podía hacer música altamente agresiva y energética, sin necesidad de infinitos blast beat a toda pastilla), y las profundas atmósferas Sludge de gente como Mastodon. Sin olvidar por el camino, las voces agónicas y desgarradas, que recuerdan en ocasiones al mejor Anders Fridén de In Flames. Así que los amantes de las etiquetas ya podéis anotar, Gojira practican un death-groove-sludge-progresivo de muchísima calidad, y llenito de elementos propios.

Falta la filosofía y temática del grupo, pues apunta, ecologismo y la relación del ser humano con el planeta. Ahí es nada, ganando puntos, pasando de vísceras y demonios, de “dragones y mazmorras”, de Torquemadas y demás. Preocupándose de lo que importa de verdad, la rama ecológica de las letras sociales del thrash.

Que Gojira hacen lo que les da la santa y real gana, es claramente visible cuando comienzan el disco con un corte como “Oroborus”, menuda patata caliente, ¿quién dijo miedo? Temazo que parece enlazar con el último corte de “From Mars to Sirius”, el extenso “Global Warming”. Un primer riff hipnótico que roza la absoluta paranoia, nos mete de lleno en materia. Dicho riff será la base por la que surfearán los galos a lo largo del tema, haciendo de las desesperadas voces in crescendo, su principal baza. Normalmente, la mayoría de bandas, intentan comenzar el disco con un tema pegadizo y de calidad, en muchas ocasiones, incluso con el mejor corte del plástico. Pero Gojira ya ha conseguido su legión de seguidores, y saben que ellos, conscientes de la versatilidad de la banda, sabrán apreciar un inicio de disco tan arriesgado.

Después de esta primera “sorpresa”, viene el primer mazazo del disco “Toxic Garbaje Island”, tema “Gojiresco” al cien por cien. Pura contundencia desde el inicio, Mario Duplantier comienza su particular recital de sincopados y polirritmias, y su hermano, ya con la garganta caliente, comienza a desgarrarse las cuerdas vocales a base de bien. Aparición de unos teclados atmosféricos a modo de órgano de iglesia hacia final del tema, no serán los últimos del disco.

Pero Gojira vienen con ganas de retos para este trabajo, con las intenciones de poner al límite nuestra paciencia, de demostrar toda su creatividad y ver qué cuerpo se nos queda. “A Sight to Behold” es de los cortes más arriesgados y variopintos de su carrera, comienza con unos samplers sobre los que se apoyará todo el tema. Las voces aparecen filtradas a modo de robot, y Mario acompañando toda esta locura con sencillos pero eficaces ritmos jazzies. Al final el tema resulta pegadizo de cojones.

“Yama’s Messengers” entra con tanta densidad, que por momentos parece que vaya a clavarse, rozando el tradicional slamming del Brutal Death Metal, aunque va intercalando partes algo más veloces para evitar un colapso mental. Turno ahora para la instrumental “The Silver Cord”, tema tan sencillo como agradable, un remanso de paz que nos permite reflexionar sobre el chaparrón que nos acaba de caer encima.

Hasta cierto punto podríamos dividir este disco en dos partes, la primera comprendería los cinco temas ya presentados, donde el protagonismo recae en la versión más progresiva y experimental del grupo, sin olvidar alguno de sus elementos característicos. Parece incluso que la instrumental haya sido un punto de inflexión como diciendo: “chavales, hasta aquí nuestra versión más paranoide, a partir de ahora toca tralla, así que iros preparando para la que os va a caer encima”. Y una segunda parte mucho más trallera y energética, más cercana a la potencia desarrollada en sus primeros lanzamiento. “Adoration for None” es un castañazo de nivelón, aparecen de forma descarada los típicos arrastres de guitarra, Mario comienza a maltratar el doble bombo de verdad, y Joe acentúa el growl todo lo que le permiten sus cuerdas vocales. Seis minutos de temazo, con una parte central de excelentes melodías vocales.

Ahora ya no pueden parar, “All The Tears” sigue por los mismos derroteros, derrochando potencia y mala ostia, para dar paso a la genial “The Art of Dying”, corte con inicio tribal y posterior arranque polirrítmico de gran complejidad técnica. Y aquí hago un punto y aparte para el aplauso al batería Mario Duplantier, un auténtico fenómeno. No es el batería más rápido ni el más técnico, pero posee una creatividad al alcance de pocos, en este sentido me recuerda mucho al gran Mike Portnoy de Dream Theater. Además, su dominio del doble bombo es impecable, un simbionte entre Comando Sandoval de Morbid Angel, y Raymond Herrera de Fear Factory, con un timing asombroso, capaz de aguantar el solo las canciones cuando estas flaquean (las pocas veces que lo hacen).

Y si no has tenido suficiente con su demostración de recursos en este tema, pasamos a “Esoteric Surgery”, mi favorito del disco, caigo de rodillas ante esta entrada a modo de apisonadora, con un riff extra vibrante y una base de doble bombo tan clavada, que se hace incluso insultante por su perfección. Te vas a hartar de escuchar el adictivo ritmo, pues conscientes de su pegada, no dudan en utilizarlo durante varias fases del tema. En un estilo similar se mueve “Wolf Down the Earth”, y entre medio de ambas nos encontramos con “Vacuity”, uno de los temas donde el ramalazo Sludge se hace más evidente, gran corte que firmarían los compañeros de batalla Mastodon, sin lugar a dudas.

Cierre con el tema que da título al disco, “TheWay of All Flesh” arranca con Mario brillando por enésima vez, vuelve a aparecer toda la gama de elementos “Gojirianos” y el tema se desvanece cerca de los siete minutos, con un riff paranoico similar al del primer corte del disco. Aguantamos en silencio hasta los doce minutos y medio aproximadamente, para finalizar el tema con una atmósfera relajante, la guinda al pastel.

Gojira lo volvió a lograr, después de la lluvia de alabanzas cosechada con su anterior “From Mars to Sirius”, consiguieron dar un paso más en su evolución musical, con una apuesta arriesgada, experimentando con nuevos sonidos, intentando llevar su música más al límite si cabe. Apostando por la progresión y la innovación, creyendo en ellos mismos más que ninguna otra persona en el mundo. Buscando su espacio y consiguiéndolo, no queda otra que felicitar a estos franceses por su dedicación y tesón. Bandas con esta actitud y entrega son las que conseguirán que la buena música no muera jamás. Bravo Gojira. Una banda destinada a ocupar un lugar destacados cuando los titanes ya no estén (y algunos hace muchos años que ya no tendrían que estar).

Os dejo con "Oroborus" temazo por excelencia y mi preferida "Esoteric Surgery":





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